Galo Lara lamenta la muerte de Álex Cedeño, quien testificó en su contra en el caso Quinsaloma. Afirma que los que armaron la persecución se están deshaciendo de la evidencia.
Álex Cedeño Molina fue asesinado la noche de este lunes, 21 de marzo de 2022, en las inmediaciones del centro comercial City Mall, en Guayaquil.
La víctima, de 62 años, conducía una camioneta cuando fue sorprendido por sicarios. Cedeño era oriundo de Babahoyo y hace casi 10 años fue testigo protegido de la Fiscalía General del Estado (FGE) en el caso Quinsaloma, investigación sobre un triple asesinato, en el que estuvo involucrado el exasambleísta Galo Lara y su pareja, Carolina Llanos, quienes fueron declarados inocentes en octubre y diciembre de 2021.
“Los que me armaron la persecución son los que se están deshaciendo de la evidencia”, dice Galo Lara, en diálogo con LA HORA, al reaccionar a la noticia de la muerte de Álex Cedeño. Afirma que cuando él (Lara) salió de la prisión perdonó a todos aquellos que le “persiguieron en forma cruel e inhumana”.
Lara dice el entonces fiscal general Galo Chiriboga y el exministro de Gobierno José Serrano usaron a Cedeño para esta persecución y que lo sacaron de la cárcel, donde estaba preso por la muerte de un gallero en la parroquia Pueblo Viejo (Los Ríos), para que le haga daño. “Simplemente ustedes vean los antecedentes penales de esta persona y podrán salir de cualquier duda”.
En todo caso, Galo Lara dice sentirse apenado por la muerte de Cedeño, por el simple hecho de que es un ser humano, más allá de las circunstancias penales y el dolor causado.
La inocencia de Galo Lara
En diciembre de 2021, ocho años después de haber sido condenado como cómplice del triple asesinato de Quinsaloma, un tribunal de la Corte Nacional de Justicia declaró inocente a Lara.
Su defensa pidió que se tome en cuenta el fallo de octubre de 2021, en el que se declaró inocente a Carolina Llanos, pareja de Lara, quien en su momento fue condenada a 20 años de cárcel como autora intelectual del crimen.
Según Galo Lara, el gobierno y la Fiscalía de la época correísta siempre tuvo en sus manos las pruebas de que el crimen de Quinsaloma fue una venganza por otro asesinato en el que no tenían nada que ver ni él, ni su pareja. Y que fue perseguido por ser opositor al régimen. (SC)