El futuro económico del Ecuador está en juego en las elecciones y eso se refleja en el alto riesgo país

HECHO. La incertidumbre electoral golpea las expectativas económicas tanto de los ecuatorianos como de inversionistas y organismos multilaterales. Foto API

El riesgo país de Ecuador sube a 1.626 puntos, reflejando la incertidumbre electoral y la crisis fiscal. Con dos modelos económicos opuestos en disputa, el próximo presidente heredará una economía en crisis y con pocas opciones de financiamiento.

El riesgo país de Ecuador sigue en aumento y ya alcanza los 1.626 puntos (según último dato disponible en la web del Banco Central), reflejando la incertidumbre electoral y la fragilidad fiscal del país. La segunda vuelta entre Daniel Noboa y Luisa González enfrenta dos modelos económicos opuestos, mientras que el próximo gobierno heredará una economía sin margen de error.

El impacto del riesgo país en la economía ecuatoriana

El incremento del riesgo país a 1.626 puntos refleja la desconfianza de los mercados internacionales ante el futuro económico de Ecuador. Este indicador mide la percepción de riesgo que tienen los inversionistas sobre la capacidad del país para cumplir con sus obligaciones financieras. Un riesgo país elevado implica mayores costos de financiamiento y menor acceso a crédito internacional.

El crecimiento de este indicador responde a dos factores clave: la incertidumbre electoral y la crisis económica estructural. La segunda vuelta entre Daniel Noboa y Luisa González enfrenta a dos modelos económicos radicalmente distintos, lo que genera dudas sobre la dirección que tomará el país tras los comicios.

Dos modelos económicos en disputa

El escenario electoral se configura entre dos enfoques económicos opuestos. Daniel Noboa apuesta por la inversión privada y la estabilidad macroeconómica para generar empleo. Su modelo prioriza la confianza de los mercados y la reducción del gasto público.

Por su parte, Luisa González propone un modelo basado en la inversión estatal y la expansión del gasto social. Sin embargo, su enfoque genera preocupación sobre el financiamiento de estas políticas, ya que el Estado enfrenta una situación fiscal crítica.

Este financiamiento, que puede incluir iniciativas destructivas como los ecuadólares, o la «dolarización a la ecuatoriana», encienden la alarmas de bancos de inversión y organismos multilaterales.

Durante esta semana, entidades internacionales como Citi Reaserch harán públicas sus lecturas sobre el contexto electoral en Ecuador y las perspectivas económicas.

Una economía en crisis espera al próximo presidente

El próximo presidente recibirá un país con una economía debilitada. Así lo expresó Juan Carlos Salvador, presidente del Colegio de Economistas de Pichincha, en un análisis sobre el escenario que deberá administrar el próximo gobierno.

“Continúa la tendencia a la baja del dinamismo económico en el Ecuador. El consumo de los hogares y la inversión siguen decreciendo, y por ende, el PIB también”, señaló Salvador al inicio de su intervención en un conversatorio del de Economistas de Pichincha

El Producto Interno Bruto (PIB) habría caído hasta un -1.5% en 2024, reflejando la falta de dinamismo económico. La caída del consumo y la inversión han agravado el problema de la informalidad. Noboa ha asegurado que en 2025 se podrá alcanzar un crecimiento del 4% en el PIB, pero eso dependerá de quien llegue a Carondelet y de qué tipo de políticas se implementen.

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A la par, el déficit fiscal proyectado para 2025 es de al menos $2.800 millones, aunque Salvador advierte que podría superar los $6.000 millones debido a ingresos no asegurados. La monetización del campo petrolero Sacha, valorada en $1.500 millones, fue considerada en el presupuesto pero no se concretó, dejando un hueco financiero.

Ante esta situación, el Gobierno ha recurrido al endeudamiento: en los primeros tres meses de 2024, se emitieron $3.000 millones en bonos de deuda interna, representando el 55% del financiamiento previsto para todo el año.

Internacionalmente, se ve que si Noboa continúa 4 años es posible reactivar créditos pendientes y abrir nuevas líneas de financiamiento con organismos multilaterales; pero la situación se complicaría con un posible Gobierno de González. (JS)