Las recetas del FMI aparecen cuando los Gobiernos ya despilfarraron todo

REALIDAD. El ministro de Economía, Simón Cueva, fue quien renegoció el último acuerdo vigente con el FMI.
REALIDAD. El ministro de Economía, Simón Cueva, fue quien renegoció el último acuerdo vigente con el FMI.

De 20 acuerdos que el Ecuador ha firmado con el multilateral, sólo tres se han cumplido completamente.

En los últimos 60 años, entre 1961 y 2020, Ecuador ha firmado 20 acuerdos de financiamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI). De ese total, el país solo ha cumplido completamente con tres.

Durante las últimas protestas, actores políticos y sociales han señalado que todos los problemas económicos y sociales del país se deben a que gobiernos como el de Guillermo Lasso “siguen a rajatabla las políticas neoliberales del FMI”.

Frente a este discurso, Arturo Freire, economista, docente e investigador, aclaró que países como Ecuador acuden al organismo multilateral cuando están en grave crisis. Es decir, cuando se les agotaron otras fuentes de financiamiento y ya casi no pueden cubrir los gastos del sector público.

“En otras palabras, el FMI es buscado cuando ya se ha creado el problema. En los ochenta y noventa del siglo pasado, con sus recetas de ajuste duro e inflexible, ese multilateral pudo haber contribuido a exacerbar algunas crisis; pero no las creó. Ahora, los acuerdos son mucho más flexibles e incluyen cosas básicas que cualquier acreedor pediría para que le devuelvan el dinero prestado. Además, se acuerdan reformas estructurales necesarias para países poco eficientes y productivos como Ecuador”, puntualizó.

Verónica Vélez, economista, recalcó que Ecuador tiene un conocido historial de mal pagador y poco responsable con los compromisos que ha firmado a lo largo de los años. Por eso, la eterna crisis nacional se debe, más que por las recetas del FMI, a que en la mayoría de los casos se han dejado a los cambios, mejoras y reformas.

“Siempre es más fácil echar la culpa a otro por lo que no hemos hecho por nosotros mismos. Se necesita mejorar la calidad del gasto público precisamente para destinar más recursos a salud, educación y seguridad. La mentalidad ecuatoriana se basa en la idea de que todo se soluciona con gastar más desde el Gobierno de turno, pero nadie rinde cuentas de cómo se hace ese gasto”, aseveró.

Una ‘década perdida’

Actualmente, se argumenta que una de las razones de fondo del malestar social es un nivel de pobreza a escala nacional del 27,7%. En el sector rural, el porcentaje llega al 42,2%, de la mano de las deficiencias en el sistema educativo, la desnutrición infantil, entre otros problemas.

Sin embargo, este escenario no se creó por el cumplimiento de las recetas del FMI, sino por el despilfarro en los fondos públicos, la nula planificación e inversión para mejorar la productividad en el agro y una visión de que el Gobierno de turno es como el papá que debe solucionar todo.

Según un análisis del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), entre 2007 y 2017, con Rafael Correa en el poder, el tamaño del sector público superó el 40% del PIB (menos del 30% antes), con un gasto anual mayor a los $40.000 millones, es decir, más de $100 millones diarios.

A pesar de eso, en los mejores años, entre 2008 y 2013, la economía promedió un crecimiento de 3,5% anual; y se desplomó al 0,5% desde 2014. La pobreza cayó y el empleo aumentó, pero solo mientras duró el segundo boom petrolero y la llave abierta de los créditos chinos.

En los últimos tres años de Correa en el poder comenzaron a caer todos los indicadores sociales y económicos, porque hubo mucha obra pública y gasto, pero la mayoría no fue realmente útil.

“Las escuelas del Milenio no han mejorado la educación general, las becas para estudiar en el exterior fueron a parar a grupos de ingreso medio y alto que igual podían (e iban a) pagar los estudios de sus hijos, y hay un listado enorme de obras con sobrecostos o sobredimensiones enormes (ruta a Collas, Refinería de Esmeraldas, centros de justicia, hospitales etc) o simplemente inútiles (Refinería del Pacífico, aeropuertos…), y algunas que combinan ambos defectos”, detalló la USFQ.

En esa época, además, Ecuador fue uno de los países de la región con menores y menos eficientes niveles de inversión en la agricultura.

Vélez recordó que gran parte de ese malgasto se financió con deudas caras (bonos y China, entre otros), las cuales se convirtieron en una carga difícil de pagar para los siguientes Gobiernos. (JS)

 Entre 1983 y 1984, durante el Gobierno de Oswaldo Hurtado se cumplió con dos acuerdos con el FMI. En 1985, León Febres Cordero completó otro convenio con el multilateral.

Gobierno de Lasso ha conseguido concesiones del FMI

Actualmente, el país tiene vigente el veinteavo acuerdo de financiamiento con el FMI. El Gobierno de Guillermo Lasso renegoció el entendimiento firmado inicialmente en 2020 por el Gobierno de Lenín Moreno. El organismo multilateral ha sido flexible con condiciones que en otros momentos eran líneas rojas. Así, se permitió el congelamiento del precio de las gasolinas extra y diésel, la subida del salario básico, una reforma tributaria menos dura y una reducción del gasto público más gradual.

A finales de 2020, cuando las cuentas públicas no tenían suficiente para pagar los gastos básicos, el FMI desembolsó a Ecuador $4.000 millones de una sola. Además, en 2021, se transfirieron $800 millones más.

El Gobierno actual ha defendido su esfuerzo de ordenar la casa y comenzar a pagar las deudas heredadas; pero ha sido fuertemente criticado por no gastar más en obra pública y por el deterioro de servicios públicos como el registro civil y salud.

El ministro de Economía, Simón Cueva, ha asegurado que, luego de un primer año de orden, se aumentará la inversión en sectores prioritarios. Además, resaltó que el buen manejo ha permitido que el acuerdo con el FMI continúe y se hayan desembolsado $1.000 millones más durante el 24 de junio de 2022.