Familia dice que el SNAI entregó el cuerpo de guía penitenciario asesinado en un ataúd de cartón

DESPEDIDA. Cristhian Fernando Suárez Saca fue velado en Chillogallo, en el sur de Quito.
DESPEDIDA. Cristhian Fernando Suárez Saca fue velado en Chillogallo, en el sur de Quito.

El guía penitenciario asesinado en la cárcel El Rodeo, en Manabí, recibió puñaladas en el estómago y en el pulmón, lo que da cuenta que no tenía chaleco antibalas.

“Si mi hijo hubiese tenido un chaleco antibalas, tal vez no estaría muerto”, dice Walter Suárez, padre del guía penitenciario asesinado en la cárcel El Rodeo, en la provincia de Manabí, antes de cumplir un mes de labores.

Cristhian Fernando Suárez Saca tenía 21 años cuando recibió más de cuatro puñaladas por un preso, el 26 de diciembre de 2022.

 La familia del joven relata que al iniciar sus labores como guía penitenciario, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), no les dio más que esposas.

El joven tampoco estaba afiliado al Instituto Ecuatoriano de Seguro Social (IESS). Las autoridades de la cárcel de Manabí explicaron a la familia que para eso debía cumplir tres meses de trabajo.

Seis meses de preparación

Suárez fue parte de los 1.300 guías penitenciarios que se graduaron en noviembre de 2022. Su padre dice que las familias asumieron los gastos de todos los implementos que necesitaría, como uniformes y esposas.

Por esos meses de preparación “gasté unos $5.000. solo las esposas costaron $40”, relata el padre, quien destaca que su hijo hizo las prácticas en la cárcel de El Inca, en Quito.

Suárez comenta que el día de la graduación, que se realizó en el Estadio Olímpico Atahualpa, en Quito, los nuevos guías vestían un chaleco antibalas. Ese implemento de seguridad lo devolvieron una vez que se terminó la ceremonia a la que asistió el presidente de la República, Guillermo Lasso.

El padre no comprende cómo, con solo seis meses de preparación, su hijo fue a una cárcel “de tanta peligrosidad” como El Rodeo, en Manabí.

En dicho Centro Penitenciario se han registrado hechos como la fuga de dos reos de alta peligrosidad (con antecedentes por homicidio), el 7 de noviembre de 2022. Además, el 5 de diciembre de 2022, un preso fue hallado muerto en el pabellón de máxima seguridad.

 Ataúd de cartón

El padre de Suárez viajó a Manabí. Ahí, sus compañeros le contaron que el ataque fue pasadas las 19:00, antes de que su hijo terminara su turno.

El reo que lo asesinó lo apuñaló ocho veces, según informaron fuentes internas del SNAI.

Aunque los médicos lograron contener las heridas en el estómago, la que afectó al pulmón fue mortal.

El joven de 21 años esperaba que llegara el 31 de diciembre, día en el que iba a salir franco, ya que Navidad no compartió con su familia (papá, mamá y dos hermanos), por trabajar en la cárcel.

Al confirmarse la muerte, el SNAI ofreció a la familia un ataúd y el traslado a Quito.

“Vamos para allá. La camioneta llega con una de esas cajas que los metían los cuerpos cuando pasó lo del covid, era una caja de cartón (prensado), que les había dado el Municipio (…) mis cuñados, como son policías, estaban ahí y dijeron que cómo vamos a llevarle en un cartón, en siete horas de viaje hasta Quito el cuerpo se daña. Fuimos y compramos una caja, que le pongan formol y la ropita (…) la camioneta fue lo único que dieron, fue lo que nos vino a dejar aquí (Quito)”, detalla el padre, quien descarta que su hijo haya recibido amenazas.

Sin embargo, cuando el padre se comunicaba con Cristhian Fernando, él le comentaba que la cárcel era peligrosa. El padre le había dicho que esperara un mes y pidiera la baja. “Pero me decía ‘no papi, ustedes ya gastaron tanto, no voy a renunciar’”.

Quería ser militar

Cristhian Fernando Suárez Saca quería ser militar.

Su padre relata que “ahí si no tienes plata, no vales nada”.

El padre pagó $466 para llegar a  las pruebas médicas en la Escuela Militar. Pero no pasó por fallas en la visión.

Para que logre pasar estas pruebas, ahora en la Policía Nacional, se operó los ojos con láser, una cirugía que bordea los $1.200.

En la institución policial pasó las pruebas médicas, pero le informaron que le faltaban casi tres milímetros para el 1.68 de estatura y se quedó fuera.

Después intentó ser guía penitenciario “y pasó de una, no se quedó en nada”, dice Suárez.

 Una vez que lo trasladaron a la cárcel de Manabí fue la familia del joven, quien asumió los gastos de estadía y alimentación, en esa provincia. Más de $800 gastó en los 26 días de trabajo, antes de ser asesinado por un reo.

Los familiares saben que no existe nada que le devuelva la vida a Cristhian Fernando Suárez Saca; pero se asesorarán para tomar acciones legales.

“Compañeros que vinieron al velorio nos dicen que ellos tienen familiares o amigos que han sido asesinados en la cárcel, pero que no lo denuncian. Eso no puede ser así. El presidente, Guillermo Lasso, dijo que en 2023 van a incorporar como mil guías más, imagine el miedo de esas familias”, dice Suárez, y resalta que quisiera retroceder el tiempo para evitar que su hijo sea guía penitenciario.

“Sus compañeros me dicen que lo apreciaron en el tiempo que estuvo. Él era un muchacho tranquilo, sin vicios y ahora ya no lo tengo”, lamenta el padre. (AVV)

El 1 de noviembre de 2022, los reos amenazaron con amotinarse de darse traslados desde la Penitenciaría del Litoral.
En las redes sociales del SNAI no aparece ningún tipo de comunicado o condolencias por la muerte de  Cristhian Suárez.