“Es la primera gran manifestación en Cuba desde que la revolución se estabilizó”: Benjamín Morales, periodista y analista

Desde el domingo 11 de julio, Cuba ha sido el centro de atención del mundo por las protestas protagonizadas por miles de ciudadanos. Hechos como estos no se veían en los últimos 27 años en la isla.

A pesar de las restricciones a la conexión de internet, los ciudadanos se han dado modos para dar a conocer, a través de redes sociales, lo que ocurre.

LA HORA analiza este tema con el periodista puertorriqueño Benjamín Morales, subdirector del periódico Diario Libre, de República Dominicana, analista y corresponsal en Cuba.

El recrudecimiento de la crisis económica, la poca reacción de las autoridades ante la pandemia de la Covid -19 y la escasez de servicios básicos y alimentos se ven como los detonantes de las manifestaciones. ¿Por qué ahora y no antes?

Hay que empezar diciendo que esto no nace de la nada. No es una situación que surgió de manera espontánea y que no había, por decirlo así, un líder o un grupo que convocara; en realidad venía cocinándose desde hace mucho tiempo.

Con Raúl Castro se dieron grandes reformas, cosas que eran impensables que su hermano hiciera. Por ejemplo, los cubanos fueron autorizados a viajar donde quisieran, siempre y cuando tuvieran visa; se estableció de manera sólida el concepto de empresa privada; se reformó la ley de inversión extranjera y lo más importante: que Raúl Castro accedió a hacer la paz con Estados Unidos y con la Unión Europea y esto llevó a Cuba a florecer.

Los cubanos probaron, de alguna forma, lo que sería vivir sin el bloqueo extremo. Todo eso cambió con la llegada de Trump. Eso causó que Cuba pase de estar en el tope económico a, básicamente, una economía que fue vetada de la comunidad internacional, por el reforzamiento del bloqueo – embargo de Donald Trump.

Ahí empieza a gestarse la gran crisis, la gente empieza a ver que ya no fluye la misma cantidad de comida, sufre problemas con la energía eléctrica y se agrava con la llegada de la pandemia.

Aunque Cuba la manejó, en sus primeros meses, de manera ejemplar. Pero ninguna economía puede estar cerrada por dos años. Abren la frontera, sobre todo al turismo ruso, y se desata una crisis sanitaria, empiezan los cortes de energía a ser más fuertes y esto desata la campaña ‘SOS Cuba’ y estalló.

Ahí salió una gran masa de gente a reclamar cambios, sobre todo a pedir que hubiese libertad de expresión y básicamente comida.

¿Podría decirse que la gente se cansó del modelo?

El problema de Cuba es más económico que político y eso se comprobó durante el tiempo de Obama. Si Cuba hubiese tenido más posibilidades económicas, el modelo político pasa a un segundo plano. El 80% de este descontento es económico; siempre hay un tema político de libertad de expresión, etc., pero el cubano está más preocupado por el tema económico y si ese tema es superado, el tema político se puede defender más.

Por eso, la primera medida que toma el Gobierno es económica, ‘que vengan los alimentos, que venga el aseo…’, porque ellos saben por dónde va la cosa.

Estas medidas serían momentáneas, ya que el Gobierno anunció que estarían hasta diciembre. ¿Podría ser que luego de la caducidad de las mismas se vuelvan las protestas sociales?

Cuba lleva en eso desde que empezó la revolución, poniéndole parches a los problemas económicos, inventando soluciones cortoplacistas. El partido comunista cubano, que es el aparato de Gobierno, es muy hábil y conoce muy bien estas situaciones y ellos viven así, abriendo la llave un poco, luego cerrándola otra vez. La gran diferencia en esta ocasión es que las autoridades van a estar mucho más cautelosas y no van a presionar tanto a la población como lo hicieron en esta ocasión. Se tienen que dar cuenta que tiene que hacer reformas serias, y creo que las vamos a empezar a ver, tal vez, a partir de un mes, cuando la cosa se calme un poco y se verán una serie de anuncios, como el de la apertura de ingreso de alimentos.

¿Quiénes lideran o desde dónde se lideran las protestas?

No hay un líder específico, no hay un movimiento. Una de las grandes carencias, a diferencia de como ocurrió en otros momentos en Cuba, es que no hay una disidencia más seria y comprometida. Uno de los grandes problemas que tienen estos sectores disidentes en Cuba, es que acaban yéndose, consiguen una visa para Europa o Estados Unidos, alguna beca y se desvinculan del asunto y empiezan a hacer la oposición desde fuera. Eso provoca que no haya un liderazgo en Cuba.

Esta vez hubo un gran movimiento en las redes sociales, esa conectividad que tienen los cubanos ahora, que fue otra de las reformas de Raúl Castro, ayudó a que se cuajara esta respuesta. Pero no hay una cabeza clara, no hay una oposición y lo más importante es que Cuba no tiene tradición de manifestaciones, de cosas como suceden en la mayoría de los países. Y eso es interesante para saber cómo se van a mover las cosas en las próximas semanas.

¿Esta conectividad que ahora tienen en Cuba permitió a los ciudadanos sentirse identificados con lo que pasa en otros países y les sirvió como referente para su propia protesta?

Definitivamente. Ellos ahora están viendo lo que pasa en Chile, en Colombia, lo que pasó en Puerto Rico en su momento, y ellos lo comentan. Se habla mucho de cómo se protesta afuera, de las manifestaciones; eso se ha instalado en el ideario de los cubanos y ha sido permitido por esa conectividad, que antes no tenían.

 El Gobierno ha tildado como ‘acciones de descrédito’ a la difusión de las marchas y la protesta social, e incluso el presidente Díaz- Canell llamó a combatir las protestas y a pesar de esto la gente continúa en lucha. ¿Los cubanos perdieron el miedo?

Definitivamente. Esto era impensable, es la primera gran manifestación de esta índole desde que la revolución se estabilizó. Estas no fueron manifestaciones aisladas en un punto, las damas de blanco o el ‘Maleconazo’, esto no fue menor. Ahora yo me pregunto si esto fue una explosión momentánea, que ha sido suficiente para que la gente expresara lo que sintiera y quiera ya replegarse, esconderse y volver a su día a día y no volver a repetir; hay que ver entonces si la gente en Cuba entiende que no es suficiente y que se va a seguir manifestando en ese sentido,

Que no es lo que hemos visto en estos días, la gente no ha querido salir a desafiar la autoridad, al aparato de seguridad de la calle y me parece que es la tónica que va a ocurrir en los siguientes días.

¿Cómo entender en América Latina lo que pasa en Cuba?

A Cuba uno nunca la llega a entender, no llega a entender la psiquis de lo que ocurre ahí. Cuba no tiene nada que ver con cómo nosotros pensamos en el resto de América Latina. El cubano que está ahí piensa de otra manera, el sistema funciona de otra forma y entonces es muy difícil entender la situación.

Sí puedo decir que los cubanos vivían muy satisfechos y se sentían muy orgullosos de su sistema deportivo, del sistema de salud, educativo, incluso su desarrollo cultural. Esos cuatro grandes pilares han ido pasando por unas transformaciones que en el caso, por ejemplo, del sistema de salud y deportivo han retrocedido. La gente podía decir yo no tengo unas libertades ciudadanas como las tienen en otros sitios, pero yo tengo un sistema de salud, en el cual me operan del corazón y no pago nada, en el cual no compro medicina porque me la facilitan.

Decir que el bloqueo-embargo no afecta a Cuba es falso. Le afecta y mucho, pero también hay un bloqueo interno que es la ineficiencia del sistema, la falta de evolución, la falta de capacidad de moverse con rapidez para darse a los tiempos que estamos viviendo, la corrupción interna, y en ese sentido la gente está muy descontenta.

Otro gran problema interno que tiene Cuba es que fue un Gobierno que batalló contra la injusticia social y contra la diferencia de clases y desde hace unos años para acá se ha desarrollo un tipo de burguesía nacional, muy conjurada a los hijos, los nietos, de ciertas figuras de poder en el país que viven a un nivel que mucha gente no puede.

¿Qué significa esta protesta social internamente para Cuba?

Es una nueva era en la que se vio que si ellos se tiran a la calle, el Gobierno no tiene la capacidad de reacción para detenerlos masivamente. La gente no quiere derramamiento de sangre a grandes niveles, y esa es la gran disyuntiva en la cual está el pueblo, ya que es un pueblo esencialmente pacífico y ellos van a proteger esa vía.

Los niveles de confrontación no creo que se den de inmediato, pero el que haya ocurrido una vez facilita que ocurra una segunda, una tercera, una cuarta y si el Gobierno no se mueve y empieza a dar los pasos correctos, pues de seguro veremos un escenario en el que esto es posible que se repita.

 ¿Qué le espera a Cuba tras lo sucedido?

Le espera un periodo muy complejo, Estados Unidos va a empezar a presionar desde diversos frentes, sobre todo el diplomático y económico para tratar de que surjan cosas como las del domingo, validando la teoría de Trump de que había que apretar a la gente; y la gente ahora está sufriendo mucho y en ese aspecto es lo que va a seguir en ese tipo de confrontación

Vamos a ver mucha policía, muchos militares en la calle previendo cualquier tipo de actividad, mucha actividad de los organismos de inteligencia. También se va a ver, de manera solapada, aperturas al interior, concesiones al sector privado, activar mejor las relaciones de inversión extranjera

El sistema se va a mover más rápido para preparar los escenarios para que el país se reforme y se aligere la tensión que ahora mismo están viviendo. Esto podría ocurrir a corto plazo. (MR)

“Cuba lleva poniendo parches a los problemas económicos, inventando soluciones cortoplacistas desde que empezó la revolución”: Benjamín  Morales, periodista y analista.

“El problema de Cuba es más económico que político y eso se comprobó durante el tiempo de Obama”: Benjamín Morales, periodista y analista.

Escucha la entrevista en nuestro podcast Sin Tiempo ?