En la revuelta de junio se abrió la fábrica de separatistas

Polarización. El paro nacional de la Conaie mostró tintes separatistas.
Polarización. El paro nacional de la Conaie mostró tintes separatistas.

La protesta de la Conaie tuvo varios episodios donde se dejaron ver los ánimos de escisión. Y fue contagioso.

 La creación de zonas de paz y corredores humanitarios fue una jugada de los rebeldes del movimiento indígena para definir zonas propias, de su dominio, y donde podían imponer sus reglas. Normas, temporales, por fuera de las leyes estatales. También para continuar con los cierres viales en el paro de 18 días.

Así establecieron salvoconductos. Estos permisos son otorgados por un gobierno o régimen para el paso autorizado por zonas absolutamente reguladas y resguardadas.

Por ejemplo, el 26 de junio, el Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC) emitió un salvoconducto para que el portador pueda circular en “Cotopaxi y otras provincias de conexión”. Esto exclusivamente para quienes transporten gas, combustible, insumos médicos y atención prioritaria a adultos mayores, personas con discapacidad, niños y mujeres embarazadas.

El documento, con sellos del MICC y de la Conaie, tiene dos firmas. La de Abrahán Salazar, gobernador del pueblo Panzaleo, y la de Luis Taipe, secretario del MICC. El documento tenía jurisdicción en las zonas controladas por los rebeldes. El Estado perdió el control.

Asimismo, la Comunidad de San Miguel del Común, en el norte de Quito, denunció la invasión de sus “territorios ancestrales” por parte de la Policía que hacía el control de las manifestaciones. El comunicado, del 28 de junio, dice que violaron su territorio.

Es más, en el pronunciamiento, sin firma de responsabilidad, se solicitó que los organismos de derechos humanos tomen acciones “en contra de estos malos servidores policiales que han violentado el territorio comunal”. Crearon un hueco en el propio Distrito Metropolitano de Quito.

La ‘república’ de Guayaquil

Pero esto no quedó ahí. En Guayaquil un conocido radiodifusor, Vicente Arroba, pidió, a propósito del paro, la independencia de Guayaquil que “los cantones y provincias que quieran participar en la República de Guayaquil, separémonos definitivamente de la Sierra”. No habló de federalismo, habló de una nueva república. “Que se acabe esto. Un separatismo que hoy por hoy se justifica. Hasta cuando seguimos siendo mandados por estos grupos que no tienen razón en su momento. (…) Le aseguro que en 50 años la República de Guayaquil va a ver dónde está, y ellos dónde estarán. Aquí tiene que haber un separatismo definitivamente”, dijo el comunicador guayaquileño.

Estos tres ejemplos van en contra de lo que dicta la propia Constitución. Fortalecer la unidad nacional en la diversidad, que las comunidades indígenas forman parte del Estado ecuatoriano, único e indivisible, y del deber de los ecuatorianos a promover la integridad territorial y la unidad.

Ecuador de los extremos

El país se ha convertido en un terreno de los extremos, y muchos ya están en una trinchera. El paro del movimiento indígena de 18 días, con tintes separatistas, y en los que se nombraron gobernadores imaginarios, tiene ese ánimo. El sugerir la creación de la “República de Guayaquil”, también.

Los relatos que cruzan en estas ideas son varios, por la diferencia geográfica, pero devienen siempre en lo mismo: marcar la línea en el piso y separar a los que están de ese lado y del otro, dentro de una misma nación. En nuestro caso, la ecuatoriana.

Los separatistas regularmente, como ya mencionan estudios, están atados al populismo. Ambos buscan la confrontación y polarización, van en contra del hacer política y manipulan el concepto de pueblo y su historia al definir uno nuevo, el ideal según ellos.

Hacer lo que la ley prohíbe, empujados por los ánimos separatistas, ya debe ser parte del debate nacional, político y judicial. Repúblicas imaginarias, salvoconductos ilegales, corredores humanitarios como en guerra, supuestas invasiones a territorios por la Fuerza Pública… Las ideas de una escisión y bilateralidad prosperaron con el paro de la Conaie. (JC)