El deporte de alto nivel recibe una inversión de $9 millones al año, pero debería ser de más del doble

REALIDAD. Deportistas continúan entre la falta de apoyo y las ganas de desarrollarse
REALIDAD. Deportistas continúan entre la falta de apoyo y las ganas de desarrollarse

El 66% de los deportistas olímpicos reciben apoyo del sector privado.  Muchos han tenido que salir del país o incluso pedir apoyo en redes sociales para completar su preparación

En los juegos olímpicos de Tokio 2020, la delegación ecuatoriana tiene 48 deportistas. Aunque ese número supera a las participaciones de las dos olimpiadas anteriores, el 66% ha tenido que recurrir al financiamiento de empresas privadas para completar su preparación.

Bancos, compañías de seguros, negocios de implementos deportivos, entre otros, han suplido las falencias del apoyo estatal, e incluso han sido la tabla de salvación de los retrasos en los pagos a atletas de alto nivel durante los meses previos a la cita olímpica.

Giovan Delgado, entrenador de la marchista Karla Jaramillo, denunció que, poco antes del viaje a Tokio, se mantenían impagos los  incentivos de hasta cinco meses.

Esos incumplimientos afectan los gastos que se deben hacer en alimentación, vitaminas, exámenes de laboratorio, calzado. Karla gasta cada mes y medio un par de zapatos, que son costosos.

El ministro de Deporte, Sebastián Palacios, reconoció hace pocas semanas que el deporte de alto nivel recibe poco dinero.  “En Ecuador se asignan al año entre $7 y $9 millones. No es suficiente”.

Los apoyos públicos se quedan cortos

Dentro del Programa de Alto Rendimiento, solo 5 deportistas olímpicos reciben el incentivo económico máximo de $2.758. Luego, hay un grupo de 13 considerados de élite, que tienen un pago de $2.364.

Asimismo, en categorías como alto nivel y avanzado, 56 deportistas se benefician de un incentivo que está entre $1.182 a $1.970.

Sin embargo, un estudio del Comité Olímpico Internacional, elaborado en 2018, establece que un atleta de alta competencia necesita como mínimo un presupuesto de $5.000 a $6.000 en países como Ecuador. Eso, sin tomar en cuenta el gasto necesario para viajar y participar en competencias internacionales.

Ante este panorama, deportistas olímpicos ecuatorianos como Elizabeth Bravo (Triatlón) y Alberto Miño (tenis de mesa) han decidido residir fuera del país en busca de mejores oportunidades y fuentes de financiamiento.

En el caso de Miño, la solución para desarrollar su carrera estuvo en enrolarse a un equipo alemán (Borussia Dortmund), lo que le ha permitido mantenerse en competencia y ganar experiencia.

En Ecuador, el 17% del presupuesto para alto rendimiento va a incentivos económicos directos para los deportistas; mientras que un 61% se destina a conceptos tan amplios como preparación deportiva y pago de equipos multidisciplinarios.

Sin embargo, como ocurre con la mayoría del gasto público hay muchas zonas oscuras, discrecionalidad e ineficiencia.

Esa realidad se vio retratada cuando Richard Carapaz, luego de ganar el oro olímpico, denunció que ni siquiera le habían ayudado para contar con un masajista durante su participación.

A ese reclamo, el ministro Palacios contestó que se había entregado $500.000 a la Federación de Ciclismo, pero no sabía cómo se gastan esos recursos.

La falta de apoyo efectivo, e incluso trabas en la preparación, también han sido denunciadas por otra medallista olímpica como Neisi Dajomes.

Un par de meses antes de las Olimpiadas, el exatleta y ahora entrenador, Franklin Tenorio, hizo un llamado al Ministerio del Deporte, que se ha reducido en más del 50% en los últimos años, para que “se utilice en el fomento deportivo, no en viajes de dirigentes cuyo lugar puede ser usado por un psicólogo, un fisioterapeuta, que son básicos para el deportista”. (JS)

Cambio para impulsar el financiamiento privado

El ministro del Deporte, Sebastián Palacios, anunció que para 2022 se proyecta inyectar alrededor de $35 millones de inversión privada para el sector.

Esa ambiciosa meta se lograría, según el funcionario, con la implementación de mayores incentivos tributarios. Así, se busca impulsar la doble deducción del impuesto a la renta para empresas que inviertan en deportistas, eventos o escenarios para la práctica del deporte.

En otras palabras, todo el dinero que se vaya en auspicios se convertirá en 200% deducibles.

En la antigua Ley del Deporte, la deducción del impuesto a la renta era de un máximo del 2%.

A pesar de que el capital privado ha venido supliendo muchas falencias del Estado, todavía es poco lo que se concreta para ayudar a los atletas de alto nivel. Incluso, hay casos como los de Yuliana Angulo, que se fue a vivir a España, pero en septiembre de 2020 realizó una campaña de recaudación de fondos en redes sociales e internet para poder completar lo mínimo para su participación olímpica.