‘En una crisis se prioriza la educación de los varones’

PENSAMIENTO. Al creer todavía que solo los hombres pueden llevar dinero al hogar, se prefiere que ellos estudien.
PENSAMIENTO. Al creer todavía que solo los hombres pueden llevar dinero al hogar, se prefiere que ellos estudien.

Anahí Almeida, del Plan Internacional Ecuador, explica que la pandemia limitó el acceso a la educación a las niñas y esto puede influir en violencia de género en la adultez.

Anahí Almeida, asesora nacional de género de Plan Internacional Ecuador, dice que a raíz de la pandemia por Covid-19, las brechas de género aumentaron. Las niñas y las mujeres dedican cuatro veces más su tiempo a labores del hogar, lo que trunca su acceso al trabajo digno.

Además, como culturalmente se estima que el hombre es el proveedor del hogar, en situaciones de crisis económica, si se debe elegir, se prioriza la educación de los hijos varones antes que el de las mujeres.

La pandemia ha aumentado las brechas de género ¿por qué?

Antes de las crisis ya había una desigualdad construída por las normas en las que se define cómo tratar a las niñas y las mujeres y cómo a los niños y los hombres. Esto construye roles de género.

¿Qué provocan estos roles?

Que siempre creamos que la responsabilidad reproductiva y de cuidados está en la ‘cancha’ de las mujeres. Que es una responsabilidad inherente a sus existencias. Antes de la crisis, de cada 100 horas que se dedicaban al trabajo doméstico y de cuidados, 77  la realizaban las mujeres.

¿Cómo ha cambiado esto con la pandemia?

La Encuesta Análisis Rápido de Género muestra que, en Ecuador, a raíz de la pandemia las niñas y las mujeres han asumido más horas de trabajo, por ejemplo, a la casa le dedican cuatro veces más.

¿Una niña que debe hacer labores domésticas ve limitadas sus oportunidades?

Hay un empobrecimiento del tiempo. Tienen menos oportunidad para estudiar o para el ocio. Esto impacta en su educación, pero también hay otros factores.

Se identifica que hay una preferencia de los hijos hombres sobre las mujeres. Cuando hay que privilegiar o decidir quiénes van a estudiar en un contexto de crisis económica, generalmente, por la idea de que quienes van a generar recursos, son los hombres, entonces se los prioriza a ellos.

Y las niñas se quedan por fuera de los espacios educativos. Y si no hay educación no tendrán la oportunidad de acceder a un trabajo digno.

¿Cuál es el impacto de no tener un trabajo digno?

Las mujeres van a vivir en dependencia de las familias y las parejas, así no se puede romper círculos de violencia, porque tu supervivencia depende de una persona externa a ti.

Antes de la pandemia, el 44,3% de las ecuatorianas eran completamente dependientes en temas económicos, es decir, no tenían ingresos propios para construir una vida de manera autónoma.

La crisis hizo que ese porcentaje subiera al 50%, es decir, cinco de cada diez mujeres están vulnerables y, en la mayoría de los casos, no rompen vínculos violentos de pareja porque no tienen medios para independizarse.

Si el género es una construcción social ¿cómo desmontar las ideas socialmente establecidas?

Es importante que las niñas puedan conocer referentes de mujeres que sí han logrado romper con esto. Lo nocivo de los roles de género es que se convierten en normas y que tu asumes que así son y que no se pueden transformar.

Las personas tenemos la posibilidad de romper con estas normas.

Anahí Almeida es asesora nacional de género de Plan Internacional Ecuador
Anahí Almeida es asesora nacional de género de Plan Internacional Ecuador

¿Qué rol cumple el Estado para ‘romper’ con las normas de género?

Una de las cosas fundamentales es que la educación tenga una perspectiva de género. En escuelas y en colegios las niñas y adolescentes aprenden cómo ser, qué pueden hacer, cómo es el mundo y qué lugar ocupan.

Si la educación tiene una perspectiva de derechos, que identifique que las niñas sufren discriminación de género permite transformar la enseñanza con las materias base; pero que también se trabaje en cosas como la autoestima.

¿En esta transformación entra la educación sexual integral?

Por su puesto. La educación sexual debe tener una perspectiva de género y de derechos humanos, libre de prejuicios. Sabemos que una de las cosas que obstaculizan el desarrollo de las mujeres es el embarazo adolescente, pues limita sus oportunidades de manera categórica.

Datos de Encuesta Análisis Rápido de Género, de Ecuador, detallan que solo 3 de cada 10 niñas y adolescentes conocen de métodos anticonceptivos.

Si bien se debe trabajar en prevención es una realidad que Ecuador es el segundo país con mayor tasa de embarazo adolescente de la región, ¿con esas madres también hay una deuda?

Tu pregunta es clave porque deberíamos responder a las problemáticas de todas las adolescentes. Deberíamos responder a las niñas y las adolescentes que están embarazadas o ya están criando a sus hijos. ¿Cómo darles información para evitar un embarazo subsecuente?, ¿cómo darles oportunidades para que continúen estudiando o trabajando?  (AVV)