60% de ecuatorianos justifica hacer trampa y pagar menos impuestos

La gente cree que los impuestos se van en corrupción e ineficiencia

Un estudio de la OECD estableció que la mayoría de los ecuatorianos cree que está bien engañar al Estado para pagar menos impuestos.

La moral tributaria está por los suelos en Ecuador. A la pregunta de: ¿Es justificable hacer trampa para pagar menos impuestos?, seis de cada 10 ecuatorianos respondieron que sí.

Este resultado es parte de un estudio de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), con base en la Encuesta Mundial sobre valores y el Latinobarómetro.

En concreto, el 33% de ecuatorianos justifican completamente la evasión de impuestos si hay la oportunidad; mientras que el 27% lo hacen, pero matizan que se pueden buscar vías para pagar menos, sin que signifique llegar al extremo de no contribuir con nada.

En los últimos 10 años, el rechazo al pago de tributos subió del 50% al 60% en Ecuador. En la región, por su parte, ese rechazo pasó del 48% al 52% en el mismo periodo de tiempo.

Andrés Chiluisa, dueño de una tienda de barrio, comentó que paga todos sus impuestos para evitarse problemas; pero si pudiera encontrar una manera de contribuir menos, lo haría sin pensarlo

“Si yo no me ayudo, nadie me va a ayudar. Sería mejor quedarse con más dinero en el bolsillo, porque cuando yo o alguien de mi familia se enferme, por ejemplo, nadie me asegura que habrá cama ni medicinas en el sistema público de salud”, acotó.

Según la OECD, una de las principales razones para la baja moral tributaria es que la gente ve al sistema tributario como complicado e ineficiente. Además, se percibe que gran parte del dinero recaudado se pierde en corrupción e ineficiencia; mientras no mejora la calidad de los servicios públicos ni el gasto en salud y educación.

En el caso ecuatoriano, un factor que ahonda el descontento es la creciente informalidad en el mercado laboral, la cual provoca que la gente tenga menos ingresos y más desconfianza en el Estado.

Rocío Domínguez, contadora y emprendedora, comentó que en su empresa de asesoría contable todos los días se encuentra con clientes que le piden ayuda para pagar lo menos posible al fisco.

“Hay una fuerte cultura contra darle dinero al Estado, pero al mismo tiempo cada sector exige más dinero para sus necesidades. Creo que no nos vemos como un país, sino como la suma de interese particulares”, dijo.

Reforma tributaria está contra las cuerdas

Napoleón Santamaría, abogado tributarista, comentó que en este contexto es prácticamente inviable concretar una reforma tributaria que aumente los impuestos para todos, a través de más porcentaje de IVA o de renta.

Las únicas opciones de aumentar la recaudación están en la creación de un tributo a la riqueza o patrimonio, y en la reducción de las deducciones y exoneraciones.

El ministro de Economía, Simón Cueva, ha reconocido que ningún esfuerzo adicional que se le pida a la sociedad será sostenible si antes el Estado no mejora la calidad y las prioridades del gasto público.

En promedio, más del 71% de los impuestos, tasas y contribuciones que se cobran se van al gobierno central, mientras que solo un 3% se queda en los gobiernos locales. El 26% restante se destina al sistema de Seguridad Social.

Los impuestos generan ingresos diarios de alrededor de casi $40 millones; pero todos los días salen a la luz problemas de desabastecimiento de medicinas en hospitales, escuelas en mal estado o deficientes servicios en el sector público. (JS)