El gasto público y el tamaño del Estado fuera de la realidad económica de un país es, según Milei, una de las principales trabas para que se produzca más y los ciudadanos sean más ricos. Entérese de qué propone el Presidente argentino y cómo se aplicaría en Ecuador.
El 15 de septiembre de 2024, el presidente de Argentina, Javier Milei, presentó su proyecto de presupuesto para 2025. Frente a los diputados argentinos, Milei explicó las tres reglas fiscales que a su criterio son indispensables para sanear financieramente al país e incrementar la prosperidad de las personas.
Dejó claro que su Gobierno hará todo lo posible para preservar el equilibrio presupuestario, no solo para 2025 sino de manera estructural para el futuro de la Argentina.
Para Milei, el origen de los problemas económicos de la Argentina se encuentra en el déficit fiscal.
“El huevo de la serpiente de todos los problemas argentinos es el déficit fiscal. Es la única constante a lo largo de nuestra historia”, apuntó
El endeudamiento público sistemático ha conducido al país hacia la insolvencia. Esa insolvencia provoca la fuga de capitales, es decir, que nadie quiera invertir y financiar la economía argentina. A su vez, esa fuga de capitales alimenta el terreno para establecer una serie de regulaciones, como los aranceles y los controles de capitales, que destruyen la capacidad productiva del país.
Este escenario pintado por el Presidente argentino puede aplicarse a Ecuador durante la década correísta, donde el déficit fiscal constante y el endeudamiento ineficiente (en muchos casos para hacer obras con sobreprecio y mal diseñadas como Coca Codo Sinclair) se volvieron crónicos y estructurales.
Para cubrir la falta de financiamiento e inversión de fuera, la solución del populismo económico argentino ha sido la emisión descontrolada de dinero, la inflación y los controles de precios.
Esto ha provocado estancamiento económico que, combinado con la inflación galopante, ha multiplicado la pobreza en Argentina.
En el caso de Ecuador, la fórmula ha sido más control estatal, más impuestos, más regulaciones y trabas. Todo eso ha hecho que sea más caro ser formal que informal, que la economía esté estancada desde hace años, y que sea costoso vivir y producir en el país.
¿El problema es el tamaño del Estado desproporcionado frente a la economía?
“Los políticos que no entienden la restricción presupuestaria, y no quieren dejar de gastar, generan déficit. Para cubrir ese déficit lo primero que hacen es tomar deuda, pero como no hacen el ajuste necesario, la deuda se vuelve impagable y entonces declararán default (cesación de pagos). Así es como nos convertimos en el mayor defaulteador serial del mundo. Caer en default lo que provoca es la famosa fuga de capitales”, aseguró Milei en su discurso ante el Congreso argentino.
El exministro de Economía, Pablo Arosemena, ha recalcado que el alto riesgo país la escasa Inversión Extranjera Directa (IED) que se logra atraer, y las pocas fuentes de financiamiento que se consiguen, son consecuencias directas de que Ecuador tiene fama, “bien ganada”, de incumplido en sus pagos y de no respetar contratos.
Todo esto para seguir financiando un sector público que gasta más de $2.800 millones cada mes, pero no brinda servicios de calidad. Como ya ha analizado LA HORA, Ecuador es uno de los países más endeudados de la región; pero al mismo tiempo están entre los 10 menos prósperos.
Por eso, el exministro de Producción, Julio José Prado, ha puntualizado que se necesita un nuevo modelo económico que sea opuesto al que dejó el correísmo. En ese régimen todo era inversión pública, subsidios, aranceles y salvaguardias.
La economía se acostumbró a vivir por el alto precio del petróleo, por el alto endeudamiento y gasto público. “Ese modelo está totalmente agotado, pero todavía no encontramos la brújula para transitar hacia ese nuevo modelo de desarrollo productivo más centrado en lo privado”, acotó.
¿La fórmula de Javier Milei es la clave para el cambio de modelo económico en Ecuador?
Si el tamaño desproporcionado del Estado es uno de los principales lastres para tener una sociedad próspera, Milei propone cambiar de raíz las “pésimas prácticas financiero-fiscales” que han caracterizado a países como Argentina y Ecuador.
Eso se traduce en tres reglas sencillas con respecto a la elaboración y la ejecución del presupuesto estatal:
Regla 1: El equilibrio presupuestario financiero es innegociable. Eso significa que los presupuestos se han de elaborar desde el comienzo con un superávit primario, es decir, con un superávit antes de contabilizar los intereses deuda.
En otras palabras, se elabora el presupuesto proyectando más ingresos que gastos antes del pago de intereses de deuda. El superávit debe alcanzar para cubrir todos los pagos de la deuda pública.
En lugar de decir primero cuánto queremos gastar, y luego ver cómo lo financiamos (si con impuestos o con emisión de deuda), primero se estima cuántos ingresos vamos a tener, y en base a eso se establece cuánto se puede gastar sin quebrar el equilibrio presupuestario.
“El déficit siempre ha sido consecuencia de pensar primero cuánto gastar y luego cómo financiarlo”, ha dicho Mieli.
En el caso del Ecuador, el presupuesto se construye tomando el anterior y sumándole más gasto. Es decir, se hace todo por inercia, sin buscar optimizaciones.
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Regla 2: Si a lo largo del año se había efectuado una previsión de ingresos demasiado optimista, y los gastos empiezan a ser mayores, se debe recortar el gasto para garantizar el equilibrio presupuestario.
“Si la economía no crece, y los ingresos son menores, debe caer también el gasto automático y reducirse el gasto discrecional”, aclaró Milei.
Esto va en la línea de la propuesta en donde se establece que el gasto público solo puede subir en la misma medida que crezca la economía. Con eso, se obliga a los políticos que piensen en la producción y el crecimiento para poder gastar desde el Estado.
Regla 3: Si los ingresos aumentan más de lo previsto, como consecuencia de un incremento extraordinario y transitorio de la recaudación, se empleará el exceso para amortizar deuda pública.
Si se trata de un aumento estructural o permanente de la recaudación, lo que propone Milei es bajar los impuestos para devolver el exceso de recaudación a los ciudadanos
“El único camino al progreso es terminar con el déficit fiscal, bajar el gasto público, eliminar impuestos y confiar en el ejercicio de la libertad por parte de los ciudadanos”, concluyó Milei en su discurso ante el Congreso argentino.
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Desde una visión liberal, como ya ha analizado LA HORA, se necesitan cinco reformas “para convertir a Ecuador en una sociedad libre y próspera”. Una de las principales es la reforma del Estado; pero es una tarea que no es inmediata y se necesitan destrabar leyes estatistas.
En el corto plazo, para reactivar la economía, e incluso generar más ingresos públicos, se debe apostar por impulsar toda la inversión privada posible en petróleo y minería. (JS)