La cantidad de kilómetros de fibra óptica instalados en el país creció más del 250%, pero no la calidad y velocidad de conexión no han mejorado.
Según el Speedtest Global Index, Ecuador está en el puesto 105 entre 175 países analizados sobre la calidad y eficiencia de la conexión a internet. En América Latina, estamos incluidos en el top 10 de los peores y más lentos servicios, solo por encima de economías como Cuba, Venezuela, Haití, Nicaragua, Bolivia, entre otros.
A nivel mundial, el promedio de velocidad para la descarga de datos es de 97,52 Megabits por segundo (Mbps); mientras que Ecuador llega a los 29,65 Mbps, según información proporcionada por el ministerio de Telecomunicaciones (Mintel).
En el caso de la velocidad para la subida de información, la media mundial alcanza los 51,79 Mbps, pero en nuestro país no supera los 26.10 Mbps. Además, según el índice elaborado cada mes, cuyo último corte fue febrero 2021, tenemos todavía problemas de intermitencia e inestabilidad de conexión, incluso en las grandes ciudades donde se concentra la mayoría de la infraestructura.
Esta realidad ocurre a pesar de que el Mintel aseguró, ante un requerimiento de este Diario, que, a diciembre de 2020, se registraron 215.110 km de fibra óptica, es decir, un aumento de más del 250% en los últimos cuatro años. Sin embargo, todavía estamos muy lejos de países de la región como Chile, donde la fibra óptica representa el 33% de todas las conexiones fijas de banda ancha, porcentaje que es siete veces menor, en Ecuador.
Maryleana Méndez, secretaria general de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet), explicó que nuestro país tiene mucho campo de mejora para lograr tres objetivos claves. Por un lado, la mejora del servicio a nivel nacional. Por otro, la extensión de la cobertura, sobre todo a zonas rurales y, finalmente, el aumento del componente de innovación tecnológica y renovación.
En el caso de Chile, los planes integrales de conectividad se comenzaron a desarrollar desde el 1990, pero en Ecuador, las estrategias recién iniciaron su construcción hace menos de 10 años.
El internet móvil también es lento
De acuerdo con información del Mintel, en el servicio de internet móvil, el promedio de velocidad de descarga de datos es 21,69 Mbps. Esas cifras se quedan cortas con la media latinoamericana que llega a los 24,1 Mbps, o los 43,9 Mbps a escala mundial.
En total, el país cuenta actualmente con 19.792 radiobases con diferentes tipos de tecnología. El 66% se concentra en 3G (9.566) y 2G (3.408); solo el 34% es tecnología 4G, la cual permite mayor velocidad para los servicios de voz y datos.
Entre 2018 y 2019, los tres principales proveedores de servicios de telecomunicaciones, Claro, CNT y Movistar, tuvieron ingresos de $ 2.950,44 millones y $ 2.821,65 millones. La inversión anual, sin embargo, promedió los $700 millones.
El país tiene una inversión per cápita que está cinco veces por debajo de estándares internacionales, según Asiet. Así, mientras destinamos alrededor de $27 por ecuatoriano para mejorar la infraestructura de telecomunicaciones, incrementar la velocidad de la banda y la digitalización de la economía, el promedio en el resto del mundo llega a $147. (JS)
Actualmente existen 559 proveedores de servicio de acceso a internet fijo a nivel nacional.
Evolución de conectividad
2019 2020
Cuentas activas internet fijo 2’214.180 2’371.297
Cuentas activas teléfono móvil 15’850.000 15’480.000
Velocidad internet fijo 24,45 Mbps 29,65 Mbps
Velocidad internet móvil 18,95 Mbps 21,69 Mbps
Estado destina 1% del pago de las operadoras a inversión
Entre 2019 y 2020, los proveedores de telecomunicaciones pagaron al Estado $247,8 millones y $172,3 millones, respectivamente. Esos pagos se relacionan con concesiones, concentración de mercado, otras contribuciones, intereses por mora, multas.
El 99% de esos valores recaudados se fue al Presupuesto General del Estado y se diluyó en gasto corriente, solo 1%, de acuerdo con el Código Ingenios (artículo 602) y el artículo 92 de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, se puede destinar a inversión en proyectos de mejora de cobertura, sobre todo en zonas rurales, despliegue de equipamiento, infraestructura, redes para conectividad, telecomunicaciones y TIC.