A Lasso le tomó más de un año comenzar a gobernar y manejar la economía con sus cuadros de Ecuador Libre

HECHO. Guillermo Lasso construyó su figura presidencial durante 10 años desde Ecuador Libre.
HECHO. Guillermo Lasso construyó su figura presidencial durante 10 años desde Ecuador Libre.

El Presidente se vistió de socialdemócrata para conseguir apoyos y estabilidad política. Esa apuesta no resultó y volvió a sus cuadros liberales.

Apenas se confirmó la victoria de Guillermo Lasso en la segunda vuelta electoral de abril de 2021, comenzaron a saltar las alarmas, desde sectores políticos, económicos y sociales, sobre la supuesta hecatombe “privatizadora y de extrema derecha” que vendría si gobernaba con su gente de confianza en el grupo denominado Ecuador Libre.

Ese equipo creado alrededor del pensamiento liberal arraigado en Guayaquil, era visto como el ‘cuco’. LA HORA, mediante una nota publicada el 29 de abril de 2021, recogió los llamados a Lasso para que entregara el manejo de la economía a “una figura de centro, socialdemócrata y moderada”.

Por eso, al inicio se celebró la designación de Simón Cueva como ministro de Economía, porque analistas como Oswaldo Landazuri aseguraban que la opción de poner un cuadro de Ecuador Libre era “un extremo demasiado peligroso”, considerando que era implantar “una visión tipo Chile 1973, es decir, una derecha ortodoxa”.

Entonces, según Patricia Romo, politóloga y economista, Lasso se convenció, o lo convencieron, que la única forma de gobernar un país tan complejo como Ecuador, y conseguir consenso para las reformas ofrecidas (laboral, tributaria, inversiones, etc.), tenía que sacarse el traje de liberal y ponerse el de socialdemócrata.

“Eso se leyó, sobre todo en los círculos liberales costeños, como la primera traición. La segunda fue la reforma tributaria. A Lasso le tomó un año comenzar a poner a los cuadros duros de Ecuador Libre en puestos principales y de alto poder porque se dio cuenta que la estrategia inicial no le dio gobernabilidad ni apoyo político”, puntualizó.

Cambio de estrategia

Durante los primeros meses de Gobierno, solo Guillermo Avellán, exdirector de investigaciones de Ecuador Libre, se colocó en un puesto importante, como gerente del Banco Central. Recién en enero de 2022, Juan Carlos Holguín se posesionó como Canciller.

El resto de los cuadros liberales de su tanque de pensamiento, sobre todo los que cuentan con un perfil más económico, estaban ‘escondidos’ en roles de asesores presidenciales o en puestos tecnocráticos en instituciones como Planifica Ecuador.

Gabriela Calderón, investigadora del Cato Institute y asociada al Instituto de Economía Política, explicó que, en todas partes de América Latina, ocurre un fenómeno curioso: si es un gobernante de derecha se lo juzga por sus resultados inmediatos, pero si es de izquierda se lo juzga por sus intenciones.

Entonces, ante el riesgo de tener una oposición visceral, dice Calderón, Lasso desconoció su plan de Gobierno y a su equipo con el que hizo campaña durante 10 años. “Se dio la media vuelta y se rodeó de un equipo tradicional del establishment de tecnócratas, vinculados a la democracia popular. Todo torno a Cordes. De ahí vino el primer ministro de Economía: Simón Cueva”.

Sin embargo, esa apuesta no resultó como se esperaba. Las reformas estructurales nunca encontraron consensos y la inestabilidad política empeoraba día con día.

En este escenario, de acuerdo con Romo, el Presidente se da cuenta que necesita gente de real confianza y que eso solo lo puede encontrar en sus cuadros de Ecuador Libre.

“En este segundo año de mandato, cada vez pesan más esos cuadros, incluso por encima de la gente de CREO”, aseveró Calderón.

A Guillermo Avellán y a Aparicio Caicedo, como uno de los asesores presidenciales con más influencia, desde mayo de 2022 se han sumado Francisco Briones, como director del Servicio de Rentas Internas (SRI); y Pablo Arosemena, en el Ministerio de Economía, junto con un grupo de jóvenes economistas costeños de la Politécnica del Litoral y consultoras de tendencia liberal, como el grupo Inteligencia Empresarial.

‘Somos liberales, pero no irresponsables’

En un primer momento, Lasso se vistió de socialdemócrata porque se dio cuenta de que necesitaba ganar tiempo para hacer cambios.

Normalmente, entre los electores ecuatorianos y latinoamericanos, de acuerdo con Calderón, está bien arraigada la idea de que “hay que aguantar dolor ahora para luego tener un paraíso. Ese sacrificio se lo aguantan al gobernante de izquierda, pero no al de derecha”.

Pero Lasso siempre ha sido visto como de derecha, por lo que en su segundo año de mandato, ya tiene claro que sin importar lo que haga tendrá la carga de que es un “neoliberal”.

Los dos principales voceros de esta nueva etapa, con un mayor peso de Ecuador Libre, son Briones y Arosemena.

El Ministro de Economía ha llegado a defender el llamado orden fiscal con enfoque social con estas palabras: “No hay nada más liberal que tener el presupuesto equilibrado. Lo liberal no es tener déficit fiscal, sino bajarlo como estamos haciendo”.

Además, ha recalcado que el sacrificio de ir reduciendo el déficit fiscal ha permitido hacer una reducción de aranceles en 2021 y bajar el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) del 5% al 4% en 2022.

Para 2023, Arosemena ha recalcado que el Gobierno apunta a reducir paulatinamente el Impuesto a los Consumos Especiales (ICE) de ciertos productos, como las armas.

“No para armar a toda la población, sino para que, por ejemplo, las empresas de seguridad dejen de pagar hasta 300% de impuesto. Eso provoca que la mayoría de las armas en el país sean de contrabando”, aseveró.

Tanto Arosemena como Briones han asegurado que la mayor demostración de que el actual Gobierno es de libre mercado y pro empresa es que este 2022 se cerrará con récord de $200.000 millones en ventas a escala nacional. (JS)

Jorge Gallardo, quien fuera director del Observatorio Económico de Ecuador Libre, es el representante de Ecuador ante el FMI desde julio de 2022.

La apertura financiera es un talón de Aquiles

Gran parte del liberalismo costeño critica duramente a Lasso, no solo por la reforma tributaria y el aumento en el gasto público, sino también por su promesa incumplida de abrir el sector financiero a la competencia internacional.

Gabriela Calderón, investigadora del Cato Institute y asociada al Instituto de Economía Política, explicó que una de las posibilidades es que Lasso no se siente la persona indicada para impulsar la apertura financiera, porque es reconocido como un banquero.

Es decir, teme que si hace grandes cambios se lo acuse de querer favorecer sus intereses y los de su gremio.

“Esa es una excusa muy pobre porque es cuestión de explicar que lo que uno quiere es poner a competir a los bancos locales con bancos extranjeros”, dijo.

Otra posibilidad, añade Calderón, es que “cualquiera es rey en un pequeño estanque, pero en el océano es difícil sobresalir”. Quizá los banqueros actuales están cómodos con su pequeño mercado.

Pero la posibilidad que más preocupa a los liberales es que puede ser que a Lasso realmente no le interesa el tema.

“Hay ciertas cosas, sin ponerse la meta ambiciosa de ser un centro financiero mundial como Panamá, que si se pudieran haber hecho de forma fácil para abrir al sector. Eso incluye deshacer resoluciones del Banco Central implementadas entre 2009 y 2014”, puntualizó Calderón.

De hecho, cierta normativa obsoleta, y otras resoluciones restrictivas para la inversión financiera, también habrían pesado en la fallida venta del Banco del Pacífico; aunque el Gobierno de Lasso ha asegurado que lo volverá a intentar en 2023.