¿Ecuador podrá atraer inversión para reactivar su sector petrolero en un escenario de precios bajos y menos producción?

PRODUCCIÓN. El sector petrolero ecuatoriano está en crisis y necesita inversiones de manera urgente.
PRODUCCIÓN. El sector petrolero ecuatoriano está en crisis y necesita inversiones de manera urgente.

El escenario internacional de precios a la baja y la incertidumbre interna complican la atracción de capitales para proyectos clave como Sacha y una nueva refinería.

Las señales desde Washington encendieron las alarmas en países petroleros como Ecuador. El 22 de abril de 2025, durante la presentación del informe Perspectivas Económicas Mundiales del Fondo Monetario Internacional (FMI), su economista jefe, Pierre-Olivier Gourinchas, advirtió que el alza de aranceles a escala global presionará a la baja los precios del petróleo y fortalecerá al dólar. Esto tiene efectos directos en economías como la ecuatoriana, donde el petróleo representa una piedra angular del presupuesto público.

El FMI proyecta una caída del 16% en el precio del crudo, lo que, sumado a la caída sostenida en la producción nacional —actualmente en 473.072 barriles diarios, por debajo del promedio de 2024— compromete seriamente los ingresos del Estado. Actualmente, Ecuador recibe entre $53 y $56 por barril, descontado el castigo por calidad, mientras que su Presupuesto General del Estado (PGE) para 2025 se armó con un optimista precio de $63,7.

Entre enero y marzo de 2025, el ingreso por petróleo al PGE llegó a $226 millones. Esto representó apenas el 4,1% de los ingresos estatales durante el primer trimestre de este año. Este nivel es el segundo más bajo de los últimos 14 años.

Según los pronósticos más optimistas, y si no existen cambios para atraer inversiones, el presupuesto estatal podría recibir $1.868 millones por petróleo hasta finales de 2025. Así, el sector aportaría solo el 8,4% de los ingresos estatales.

Sacha y la desconexión entre promesas e inversiones

Este panorama complica las promesas que el presidente Daniel Noboa impulsó antes de la segunda vuelta electoral del 13 de abril, cuando ofreció convertir a Ecuador en un polo atractivo para inversiones petroleras. Entre los planes mencionó una nueva refinería en Santa Elena, alianzas público-privadas para modernizar infraestructura y una apertura progresiva al capital internacional. Todo esto dentro de un portafolio de $42.000 millones en inversiones esperadas.

Pero esos planes contrastan con una de las decisiones más controversiales de su administración: dar de baja la concesión del campo Sacha —uno de los más productivos del país— al consorcio Sinopetrol, conformado por Petrolia Ecuador (filial de la canadiense New Stratus Energy) y a Amodaimi Oil, filial de la firma china Sinopec.

Según Carlos Verdesoto, economista y consultor en el sector petrolero, la forma cómo se dio de baja la concesión de Sacha generó desconfianza internacional y redujo el apetito inversor.

Sin embargo, Darío Dávalos, investigador en temas del sector energético ecuatoriano, ha alertado que, tras la victoria electoral de Noboa en segunda vuelta, las acciones de New Stratus Energy repuntaron en la Bolsa de Toronto, al pasar de 0,25 a 0,37 centavos, lo que refleja expectativas de una posible reactivación de la concesión o de nuevos acuerdos.

¿Es posible recuperar la confianza en el sector ecuatoriano?

Expertos como Daniel Yergin, vicepresidente de S&P Global y referente en geopolítica energética, señalan que países como Ecuador deben ofrecer garantías jurídicas estables, contratos transparentes y una institucionalidad sólida si aspiran atraer inversión en un contexto de precios bajos. «Los ciclos de commodities son inevitables, pero lo que buscan los inversionistas es previsibilidad», ha afirmado Yergin en foros recientes.

La incertidumbre jurídica que provocó la cancelación del contrato en Sacha podría convertirse en un lastre para las ambiciones del Gobierno. Además, el incremento del 23% en los precios del gas natural —también proyectado por el FMI— desplazará parte del capital de riesgo hacia ese mercado, más rentable y con menor carga política que el petróleo ecuatoriano.

Estrategias recomendadas para atraer inversiones a países como Ecuador

Según un informe de Wood Mackenzie, consultora especializada en energía, los países en desarrollo como Ecuador pueden seguir tres caminos para volverse atractivos para la inversión en tiempos de precios bajos:

  1. Simplificar la carga fiscal del sector petrolero. Un marco impositivo competitivo puede compensar el castigo del crudo ecuatoriano en los mercados internacionales.
  2. Impulsar alianzas público-privadas reales. No basta con anunciarlas: se requiere mecanismos ágiles para adjudicaciones y ejecución
  3. Garantizar estabilidad legal y cumplimiento de contratos. La seguridad jurídica es tan o más valiosa que el barril en sí.

Con una producción en declive y precios deprimidos, Ecuador enfrenta un escenario que pone en jaque su estrategia económica. Las promesas de reactivación industrial, como la nueva refinería en Santa Elena, necesitarán algo más que discursos: requerirán confianza, reglas claras y, sobre todo, coherencia entre discurso político y decisiones ejecutivas.

La posibilidad de reactivar la concesión del campo Sacha, mediante un nuevo proceso transparente y con estándares internacionales, podría ser una señal positiva para los mercados.

Ecuador quiere atraer al menos $42.000 millones en inversiones en el sector energético y minero en los próximos años, según el ambicioso portafolio presentado por Noboa el 22 de enero. El anuncio incluyó una oferta de 18 proyectos estratégicos que abarcan desde la construcción de una nueva refinería en Santa Elena hasta la modernización de la Refinería de Esmeraldas y la explotación de campos maduros.

Aunque ambicioso, el objetivo de Ecuador no es inédito. Algunos países con características similares han conseguido atraer montos comparables bajo ciertas condiciones:

  • Colombia, en la última década, reformó su sistema fiscal para hidrocarburos, firmó contratos estables y atrajo más de $40.000 millones entre 2010 y 2020.
  • Guyana, tras descubrir grandes yacimientos offshore en 2015, estableció un marco regulatorio claro y transparente, lo que atrajo más de $50.000 millones en compromisos de inversión por parte de ExxonMobil, Hess y CNOOC durante los últimos años.
  • Uganda, país sin salida al mar y con desafíos políticos, logró asegurar más de $15.000 millones en inversión para su sector petrolero y una refinería regional a través de alianzas con Total Energies y la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC), gracias a negociaciones multilaterales y seguridad jurídica.

La diferencia clave con Ecuador radica en la previsibilidad jurídica y técnica que esos países ofrecieron en el momento oportuno del ciclo económico. (JS)

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