La economía japonesa lleva años perdiendo productividad y crecimiento, pero Ecuador puede aprender de esa crisis para no cometer los mismos errores

HECHO. Un sistema laboral anticuado lastra la economía ecuatoriana al igual que la japonesa
HECHO. Un sistema laboral anticuado lastra la economía ecuatoriana al igual que la japonesa

La rigidez del mercado laboral, la poca apertura comercial y de inversión, y el sobre endeudamiento son factores que hunden a Japón.

Luego del espejismo de una corta bonanza de cinco años, entre 2010 y 2014, la economía ecuatoriana ha ido en picada.

El ingreso por habitante, incluso antes de la pandemia, ya se proyectaba por debajo de los $6.000 anuales; mientras el mercado laboral es altamente informal.

Las claves para salir de esta situación se pueden encontrar en un lugar inusual. Ecuador puede aprender mucho de la larga crisis económica que todavía aqueja a Japón.

El país asiático, a pesar de ser parte del llamado primer mundo, lleva más de 20 años de declive, luego de que entre 1955 y finales de la década de 1990 creciera a tasas de entre el 4% y 9% anual.

La economía japonesa, que en algún momento parecía que se iba a comer el mundo, se ha ido quedando atrás. Por ejemplo, a inicios de los 2000, el salario medio en Japón y Estados Unidos era prácticamente el mismo; pero ahora los trabajadores norteamericanos ganan, en promedio, 2,5 veces más.

Los salarios japoneses son hoy más bajos que en 1997, incluso han sido superados por Corea del Sur, que es uno de los vecinos de la zona asiática.

Todo este panorama apunta a una severa crisis que, según Romina Andrade, economista y consultora internacional, puede dejar importantes enseñanzas al Ecuador sobre dónde se debe trabajar y cuáles son las claves de una sociedad que genera riqueza y empleo.

Flexibilidad laboral

Desde el punto de vista laboral, Japón sigue siendo el mismo país de hace 30 o 40 años. Es decir, la normativa es rígida y anticuada. Esto incluye largas jornadas de trabajo, poca movilidad, entre otros.

Esta realidad, de acuerdo con Fernando Izurieta, economista y docente, ha hecho que ese país sea el único con un nombre para el fenómeno de la muerte por exceso de trabajo: caroshi.

Pero también ha provocado que Japón sea el país, dentro de los llamados del primer mundo, con los más bajos índices de productividad. Por ejemplo, la productividad nipona apenas alcanza el 60% de la estadounidense.

“Esto deja una clara lección para Ecuador. El código laboral de 1930 debe transformarse de manera sustancial. Se debe apostar por la flexibilidad y facilitar la movilidad laboral. Se debe reabrir el debate sobre el trabajo por horas y apostar por reducir los costos de contratación”, puntualizó Izurieta.

Ecuador tiene un problema estructural de productividad en todos los sectores de la economía; pero sobre todo en el agro, donde está nuestra principal ventaja comparativa como productor y exportador.

El problema de la baja productividad es que no solo limita los ingresos, sino que también obliga a trabajar más horas por la misma producción y resultados.

Por eso, en lugar de seguir buscando soluciones a través de controles de precios o subsidios, la apuesta debe estar en la modernización de la normativa laboral, la reducción de la tramitología laboral y la inversión en tecnología e innovación.

Apertura comercial

Habitualmente se piensa que Japón es una economía muy abierta al mundo. Sin embargo, la realidad es totalmente distinta. Por ejemplo, el peso de las exportaciones en la economía no supera el 15%, cuando en los países más dinámicos del primer mundo supera el 40%.

En otras palabras, la apertura comercial es vital para cualquier país en las actuales circunstancias. Pero mucho más para una economía como la ecuatoriana en donde hay un mercado local pequeño y de bajos ingresos.

“La mejor forma de generar competitividad, atraer tecnología, y ampliar las oportunidades de negocio, es potenciando el comercio exterior. El Gobierno de (Guillermo) Lasso tiene metas ambiciosas en este aspecto, incluso apunta a cerrar al menos tres grandes acuerdos comerciales hasta finales de 2022, pero todavía los ecuatorianos no están conscientes de la importancia de abrirse al mundo”, puntualizó Andrade

Inversión extranjera

Japón también es el país, dentro de los llamados de primer mundo, que logra atraer menos Inversión Extranjera Directa (IED) cada año. La economía japonesa apenas alcanza el 4% de su Producto Interno Bruto en IED; mientras el resto de los países desarrollados promedian el 44%.

En este aspecto está una de las principales deudas pendientes de Ecuador. En promedio, la IED no ha superado el 1% del PIB en los últimos 30 años, pero actualmente, con la escasez de recursos en el sector público, se vuelve imprescindible cambiar esa realidad.

El ministro de Producción, Comercio Exterior, Inversión y Pesca, Julio José Prado, aseguró que se está trabajando en este tema.

Así, el Gobierno recientemente emitió el reglamento a su reforma tributaria, en la que se aclaran los procesos para capitales foráneos, se refuerzan los beneficios de los contratos de inversión y las exenciones tributarias.

“En 2021 logramos 67 contratos de inversión local y extranjera, por $2.158 millones. Entre enero y octubre de 2022 se han firmado 167 contratos por $3.155 millones. Y tenemos solicitudes pendientes por cerca de $1.800 millones”, dijo.

Ante la reciente derogatoria de la reforma tributaria por parte de la Asamblea, el ministro de Economía, Pablo Arosemena, anunció que se vetará totalmente y tachó las acciones de los legisladores como “inconstitucionales y demagógicas”. (JS)

Endeudamiento y el Estado como solución a todo

Japón lleva más de 30 años apostando a las mismas políticas que se resumen en la creencia de que solo basta con que el Estado gaste mucho, en todo tipo de cosas, para que la economía crezca y desarrolle.

Sin embargo, este modelo ha llevado a un enorme sobre endeudamiento y a una economía burocratizada y poco productiva. Actualmente, la deuda pública de Japón es mayor al 230% del PIB.

Por eso, en el caso de Ecuador, aunque sea impopular, el Gobierno de Lasso ha buscado ordenar las cuentas e ir reduciendo el déficit fiscal. Uno de los principales objetivos es al menos reducir el ritmo de endeudamiento y evitar un colapso de las finanzas públicas cuando, por ejemplo, en 2026 se acumulan altos vencimientos de deudas pasadas.

A la par de evitar sobre endeudarse, a Ecuador le conviene ir generando fondos de ahorro, no solo para protegerse de emergencias; sino también para invertir como sucede con el fondo petrolero de Noruega.

Ese fondo actualmente genera, solo por los rendimientos de sus inversiones, más del doble de lo que representa la venta de petróleo para ese país escandinavo. Pero este tipo de cosas solo son posibles si el presupuesto estatal no está desbordado como el ecuatoriano.

La Inversión Extranjera Directa (IED) de Ecuador no ha superado el 1% del PIB en los últimos 30 años.