Supuestas clínicas de aborto engañan y acosan a mujeres

Aborto por violación
Organizaciones denuncian el hostigamiento a mujeres.

Se promocionan en redes sociales. Exigen datos personales a quienes acuden a sus centros e incluso engañan a las mujeres con falsas ecografías.

Cuando Diana (nombre protegido) se enteró que estaba embarazada se sintió desesperada.

Un hijo representaba un cambio en todos los planes que la joven de 19 años, en tercer año de universidad pudiera tener.

“De inmediato pensé que debía abortar. El problema era saber dónde. Entonces, puse en internet y di con un lugar en Facebook”, relata.

El anuncio decía: “Respetamos tu decisión. Te acompañamos en tu aborto. Llevamos más de 2.000 intervenciones exitosas”.

Diana y su novio acudieron al sitio ubicado en La Magdalena, en el sur de Quito, sin saber que todo era un engaño.

 Falsas clínicas

Dentro de una casa rentera se ubica un consultorio. En la primera sala hay recepción, donde la secretaría le dijo a la joven que debía hablar a solas con la doctora. Su novio, dos años mayor, debía esperar afuera.

“Entré y había una camilla, una de esas pantallas donde se ven los ecos y un escritorio lleno de hojas”, recuerda Diana.

Una mujer con bata, que se identificó como doctora, le preguntó sus datos: nombres, dirección, números de celular de ella, de su novio y un convencional.

“Le dije que vivo sola, aunque en realidad vivo con mis papás. Ella me preguntó si ellos sabían que yo estaba embarazada y le dije que no”.

Tras un largo interrogatorio y tras reprocharle a Diana el por qué no había tenido cuidado si no quería tener hijos, la mujer le mostró un video.

“Fue horrible. Ella me decía que mire que eso es un legrado y que si me desangraba no había equipos que me salven. También me dijo que si quería abortar me hacía el proceso, pero sin anestesia. Le pregunté por las pastillas y me dijo que si me daba no iba a salir el feto completo y que me iba a morir con infección. Le dije: entonces, ¿qué hago? Y me contestó: ten a tu bebé porque si abortas nunca más vas a quedarte embarazada”.

Diana salió del sitio. Y, tras consultar a varias personas logró abortar de forma clandestina. Sin embargo, alguien empezó a “perseguirla”.

 Hostigamiento

 Un mes después de ir a la clínica donde le “exhortaron” a que no aborte, Diana recibió una llamada. “Me preguntaron cómo seguía con el embarazo, les dije que bien y que si me decidí por tener el bebé. Me dijeron si les podía enviar fotos o un eco, le dije que no”.

En otra ocasión su novio recibió un mensaje, en el que preguntaban cuándo podrían realizar una visita “de seguimiento”. La pareja bloqueó los números.

“Sentí mucho miedo, de que vayan a mi casa, me denuncien o le cuenten a mis papás”, señala Diana, quién enfatiza que no se arrepiente de la decisión, pero califica al proceso de encontrar un sitio donde hacerlo como “tortura psicológica”.

 No es la única

Virginia Gómez de la Torre, directora de Fundación Desafió, señala que estos centros son de grupos conservadores que “les echan un anzuelo y se aprovechan de que están desesperadas”.

Gómez de la Torre dice que conocen de casos en los que las amenazan “y las empiezan a acosar, por medio de los datos que ellas dan. Es terrible. Estos pseudo-servicios hay en Guayaquil, Cuenca, en Quito sabía que hay tres”.

También señala que ha conocido casos en los que les hacen falsas ecografías y les dicen que su tiempo de gestación es mayor al que de verdad tienen.

 Gómez de la Torre señala que las mujeres no denuncian estas acciones por miedo a ser juzgadas.

Mariana Heredia, psicóloga y activista feminista, señala que estos grupos pueden estar ligados a los conocidos Centros de Embarazos en Crisis (CPC, por sus siglas en inglés), que forman parte de redes globales y van a países para evitar procesos de aborto.

Gómez de la Torre destaca que una vez que se legalizó el aborto por violación en el país, el siguiente paso es luchar por una legalización total; aunque reconoce que es un camino largo ya que – el presidente, Guillermo Lasso– modificó el reglamento del aborto en casos de violación haciéndolo “muy restrictivo”. (AVV)