El último desembolso del FMI servirá para tapar los huecos del gasto corriente como el pago de décimos en el sector público

HECHO. El presidente Guillermo Lasso todavía enfrenta un complicado problema fiscal y de crecimiento económico.
HECHO. El presidente Guillermo Lasso todavía enfrenta un complicado problema fiscal y de crecimiento económico.

La economía ecuatoriana no produce lo suficiente para cubrir todo su gasto estatal.

El cierre exitoso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque es un cambio comparado con los incumplimientos de los últimos 40 años, no soluciona los problemas estructurales de la economía ecuatoriana.

Uno de esos problemas estructurales es que el sector privado no produce lo suficiente para cubrir el gasto público, a pesar del ajuste llevado a cabo por los últimos dos gobiernos.

La mejor forma de visibilizar esa realidad es analizar en qué se destinarán los $700 millones del último desembolso del FMI.

Jaime Carrera, miembro del Observatorio de la Política Fiscal, explicó que las cuentas públicas siguen siendo frágiles.

“En este momento, la caja pública tiene $500 millones. Para salir el mes de diciembre, solo en pagos de remuneraciones y décimo tercer sueldo, se necesitan $1.300 millones. Por eso, los $700 millones que van a ingresar del FMI se van a ir al pago de sueldos”, puntualizó.

En otras palabras, las finanzas públicas son tan precarias que, con todo el esfuerzo realizado para reducir el déficit fiscal y el ritmo del endeudamiento público, el dinero alcanza para tapar huecos y pagar lo básico.

De acuerdo con Carrera, si al final de este 2022 también ingresan $500 millones adicionales de préstamo anunciado por el Banco Mundial (BM)), eso “ayudaría en algo” al gasto público, pero Ecuador seguirá en la misma situación fiscal crítica en 2023.

“La sociedad se resiste a entender que cada dólar que gasta el Estado tiene que ser financiado por el sector privado. Para gastar hay que producir ingresos; y si existe déficit hay que pagar las deudas. Si gastamos más de lo que podemos, el costo es más pobreza y desempleo”, añadió.

Prioridades económicas

Según el propio FMI, una de las alertas para la economía ecuatoriana de los próximos años es que se debe, al menos, contener el gasto en salarios públicos.

Esto con el fin de destinar más recursos para lo realmente importante, es decir, para infraestructura que impulse la producción y proyectos encaminados a la innovación y la tecnología.

El objetivo es salir de la trampa del bajo crecimiento económico, el cual impide reducir de mejor manera la pobreza y generar más empleo de calidad.

En los últimos 42 años, Ecuador ha crecido en promedio el 2,7%. Eso ha provocado que actualmente el país produzca alrededor de $6.300 al año por persona; o lo que es lo mismo que $500 per cápita al mes.

Ramón Domínguez, economista y consultor internacional, aseguró que se necesitaría una producción de al menos $1.500 per cápita al mes, o $18.000 al año, para sostener el nivel de derechos y gastos comprometidos por el Estado desde la Constitución de 2008.

“Para llegar a esos niveles, la economía ecuatoriana debería crecer al 5% durante varios años. Los ecuatorianos, tanto políticos como sociedad en general, tienen que sentarse y establecer acuerdos mínimos sobre cómo se impulsa la inversión privada, a dónde debe ir y a dónde no debe ir el gasto público”, aseveró.

Rebote económico

Luego de la profunda caída en 2020, debido a la pandemia de la COVID 19, la economía ecuatoriana ha recuperado algo de terreno durante 2021 y 2022.

Sin embargo, esa recuperación está más cerca de un rebote, y del desfogue de consumo e inversión represada, más que de un cambio de tendencia hacia un mayor crecimiento a mediano y largo plazos.

Según el FMI, la economía ecuatoriana, en promedio, no crecerá más del 2,7% hasta 2027, es decir, sin cambios estructurales, se volverá a la misma inercia de los 42 años anteriores.

Si bien la inversión privada y las ventas se dispararon en el último año, lo que ha provocado un aumento del consumo de los hogares y de los ingresos del Estado, la situación está lejos de los niveles óptimos.

Así, la suma de la inversión pública y la privada llega al 21% del Producto Interno Bruto (PIB), pero para tener niveles más altos de crecimiento se necesita que llegue al menos al 30% del PIB.

En esa brecha está uno de los mayores retos de Ecuador, es decir, cómo se logran las condiciones mínimas para que realmente llegue más inversión y se gaste en más infraestructura productiva y tecnológica. (JS)

Hasta octubre de 2022, el total del gasto corriente, dentro del Presupuesto General del Estado (PGE), sumó $14.338 millones (17,4% más que en 2021).

Los multilaterales salvaron la dolarización durante la pandemia

La pandemia encontró a Ecuador con una economía en caída desde 2015; un creciente problema de déficit fiscal y sin ahorros.

Por eso, en 2020, el país se encontró en un escenario donde no podía pagar sus deudas y hasta tuvo que renegociar sus bonos. La reserva internacional llegó casi a cero, por lo que los $7.000 millones entregados por los organismos multilaterales, según Jaime Carrera, miembro del Observatorio de la Política Fiscal, fueron el salvavidas para que no colapsara la dolarización.

 Sin embargo, la economía nacional sigue siendo frágil, y ante las múltiples necesidades de gasto público, el ex ministro de Economía, Fausto Ortiz, ha asegurado que es inviable llegar al superávit fiscal.

El menor escenario sería que se mantenga un déficit fiscal controlado (más gastos que ingresos) de alrededor de $2.000 millones anuales o 2% del PIB. Eso con el fin de gastar más en obra pública e incentivar el crecimiento económico.