Ecuador está en una encrucijada porque se acumulan temas en contra antes de que se concrete el último desembolso del FMI

HECHO. El presidente de la República, Guillermo Lasso, enfrenta un complejo cierre de 2022 y un incierto 2023.
HECHO. El presidente de la República, Guillermo Lasso, enfrenta un complejo cierre de 2022 y un incierto 2023.

La política perjudica a la economía nacional y mantiene alta la percepción internacional de riesgo. No solo se afectan los ingresos fiscales, sino también las inversiones y el empleo.

La creciente incertidumbre sobre la capacidad  del Gobierno para pagar sus deudas a corto y mediano plazos y cumplir sus compromisos en medio de un ambiente político paralizante, podría complicar el cierre con éxito del acuerdo con el FMI.

El ministro de Economía, Pablo Arosemena, ha asegurado que se dedicará a calmar las aguas con el multilateral y explicar que las metas siguen en pie. Esa labor tiene que hacerla a contrarreloj porque el directorio del FMI se reunirá el 14 de diciembre de 2022 para evaluar si hace el último desembolso de $700 millones a Ecuador.

A este panorama se suman las incógnitas sobre qué pasará en 2023, porque el bloqueo político se profundizará en medio de las elecciones.

Derogar la ley tributaria apunta a la inestabilidad económica, quizá un default, y si los astros se alinean quizá algo peor. El 2026 está muy cargado de pago de deuda externa, y sin acceso a mercado, quizá para 2024 entremos en una espiral de la muerte”, dice Bernardo Orellana, exviceministro de Finanzas, quien pone el dedo en la llaga de lo que verdaderamente está detrás de la derogatoria de la reforma tributaria de Lasso por parte de la Asamblea.

No solo es oposición al Gobierno, sino un afán directo de sabotaje para generar descontento, crisis y, al mismo tiempo, pescar a río revuelto en 2023 que será predominantemente electoral y político.

En otras palabras, desde sectores como Unión por la Esperanza (UNES), Pachakutik, socialcristianos, Izquierda Democrática, entre otros, se apunta abiertamente a un juego de suma cero, donde no importar si pierde el país, sobre todos los ciudadanos que dicen defender, si consiguen posicionarse como los “supuestos salvadores” para las próximas elecciones a corto y mediano plazos.

Ahondar la crisis

Aunque la derogatoria de la reforma tributaria sería efectiva en 2024, luego de que todo se congele un año con el anunciado veto total del Ejecutivo, la apuesta de los sectores de oposición es tumbar uno de los principales compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sembrar dudas sobre la capacidad del Gobierno de pagar sus deudas a corto y mediano plazos.

A la par, desde la Asamblea también se ha seguido trabajando en aprobar leyes que obligan a más gasto como la de presupuestos incrementales para salud y educación, o a objetar el presupuesto para 2023, porque desde el Ejecutivo se estima un precio del petróleo supuestamente muy bajo.

Además, según Ana María Macías, consultora de banca internacional, temas como la fallida venta de Banco del Pacífico, o el reciente anuncio de que se declara desierto el concurso para auditar los balances de Petroecuador (otro compromiso indispensable con el FMI),  también son víctimas de la política local.

“En países como Perú, a pesar de la gran inestabilidad con el presidente Castillo, todos saben que hay cosas que se respetan pase lo que pase: los acuerdos y contratos, tanto con inversionistas privados como con multilaterales. En Ecuador se sabe, por su historia de los últimos cuarenta años, que en cualquier momento se puede negar todo y volver la cuenta a cero”, puntualizó.

Así, más que la crisis externa, el mayor enemigo para la economía ecuatoriana es interno. Y ese enemigo es predecible en su capacidad para bloquear todo, ahondar la crisis, y echar la culpa de todo al FMI.

El riesgo país no refleja la realidad económica, sino la realidad política.

Fausto Ortiz, exministro de Economía, explicó que la recaudación de impuestos recibida en noviembre es la más alta en dólares; y la acumulada de todo 2022 será la mejor de los últimos siete años. Asimismo, el déficit fiscal de este año será el menor de la década.

Con esas cifras, Ecuador debería ser la estrella de la región en atracción de inversiones y tener el grifo abierto completamente para el financiamiento externo barato.

Sin embargo, la realidad va en la dirección contraria porque todos los avances se pierden con el bloque político, los anuncios y amenazas de nuevas movilizaciones y la falta de reformas estructurales para generar empleo e inversiones.

El riesgo país actualmente no refleja la realidad económica, sino la realidad política. La política está superando el tema económico y no se dan cuenta del gran daño que le hacen a la gente que supuestamente dicen proteger”, recalcó Ortiz.

Por un lado, se busca quitarle las pocas fuentes de ingresos adicionales al Gobierno; y por otro no se hace nada para darle al país más y mejores herramientas para crecer y generar empleo.

La cifra real del PIB de 2022 será parecida a la de 2016. Esto quiere decir que hemos pasado más de seis años y apenas estamos a las puertas de comenzar a recuperarnos de la crisis iniciada con el fracaso del modelo correísta.

Si la economía no crece más rápido, y para eso se necesitan reformas, es difícil que los empleos crezcan. Por eso tenemos una situación compleja en la seguridad social.

“La mayoría de los nuevos empleos creados no están afiliados al IESS. Eso significa que al Gobierno se le sigue haciendo cada vez más grande el hueco en la seguridad social. Eso necesitará más plata ahora y en el futuro”, añadió Ortiz.  (JS)

Riesgo país en los principales países de la región
       
País Puntaje    
Venezuela 34.698    
Argentina 2.248    
El Salvador 1.960    
Ecuador 1.333    
Bolivia 673    
Honduras 645    
Colombia 404    
México 392    
Costa Rica 356    
Brasil 249    
Guatemala 244    
Paraguay 233    
Panamá 224    
Perú 193    
Chile 157    
Uruguay 106