Una década perdida en términos económicos y sociales está detrás del descontento y la frustración frente a Gobiernos y políticos

REALIDAD. El bolsillo aprieta y la gente exige soluciones.
REALIDAD. El bolsillo aprieta y la gente exige soluciones.

El deterioro de la calidad de vida y empleo en América Latina inició en 2014. La pandemia aceleró y profundizó los problemas. Las economías se vuelven cada vez más informales.

América Latina se aproxima a una nueva tormenta perfecta, que eleva el riesgo de nuevos estallidos de malestar social. Esto se concluye en el estudio ‘Riesgo Político en América Latina’, elaborado por el Centro de Estudios Internacionales (Ceiuc).

Esa tormenta perfecta, sin embargo, es una tercera etapa de una crisis económica y social que se ha venido acumulando desde 2014 y que todas las proyecciones apuntan a que se extenderá hasta 2024.

Así, el descontento y la impaciencia de la ciudadanía ante la acción de sus Gobiernos y sus políticos es el reflejo directo de una nueva década pérdida, que se siente tras el segundo boom petrolero y de altos precios de las materias primas.

En la mayoría de los países el crecimiento económico se redujo a la mitad en el periodo de 2014 a 2019, como consecuencia de malas inversiones, corrupción e ineficiencia en el gasto público, populismo económico, entre otros aspectos.

En casos como el ecuatoriano, el desplome se manifestó en un crecimiento promedio de menos del 1%.

Esto tuvo dos efectos perversos que se combinaron. Por un lado, la caída del poder adquisitivo y de ingresos reales dentro de las economías. Por otro lado, un aumento sostenido de la informalidad y la precariedad laboral.

Es decir, de acuerdo con Carla Ramos, economista e investigadora en temas de desarrollo social, los sueldos cada vez compraban menos y las oportunidades laborales, incluso con título universitario, se volvieron más escasas y mal pagadas.

“Sobre todo en los llamados millennials (nacidos de 1980) se ha visto una creciente frustración porque ya no pueden acceder a casa propia y al nivel de vida que vieron en sus padres. A pesar de ser una generación en teoría más preparada y con más información a la mano”, puntualizó.

Las clases medias, creadas durante el aumento de los Estados clientelares y populistas (más gasto público sin reformas para hacer más productivas y competitivas a las economías), se comenzaron a diluir.

Efectos de la pandemia

La pandemia golpeó a América Latina precisamente cuando ya llevaba al menos seis años de caída de los ingresos, achicamiento de la clase media y, en la mayoría de los países, un desarrollo sustentado en la billetera del Estado a costa de golpear la iniciativa privada.

Estos efectos perversos se potenciaron y multiplicaron con las medidas tomadas para enfrentar la propagación de la COVID-19.

Según el Foro Económico Mundial, en promedio, los niveles de informalidad aumentaron entre 10 y 20 puntos. El poder adquisitivo, que ya se había deteriorado un 15% entre 2014 y 2019, se desplomó un 20% más a partir de 2020.

Actualmente, la mayor informalidad, con más del 80% de los trabajadores, se registra en Bolivia; pero en economías como la ecuatoriana, peruana y colombiana, la informalidad supera el 60%. Incluso Chile, que ha sido el mejor país en términos económicos de la región, vio duplicado su nivel de informalidad y desempleo.

Esa gran masa de informales gana menos del salario básico de cada país y, con ese exiguo ingreso, cada vez les alcanza para menos bienes y servicios.

En el caso de Ecuador, un informal gana, en promedio, entre $178 y $253 al mes. Es decir, una familia recibe, en el mejor de los casos, alrededor de $506. Esto representa más de $260 mensuales por debajo de la Canasta Básica Familiar (CBF).

A escala regional, esto se traduce en que cuatro de cada diez habitantes han vivido con inseguridad alimentaria (no han accedido a lo mínimo para una alimentación adecuada).

“Solo entre 2020 a 2021 la población desnutrida en la región aumentó en cuatro millones llegando al 8,6 % regional. En solo dos años, más de 13 millones de personas han caído en el hambre”, afirma el estudio sobre Riesgo Político.

Recuperación que sabe a poco

Incluso las economías que han vuelto a los niveles de producción anteriores a la pandemia, en realidad se han ubicado en el mal punto de partida que ya había dejado el retroceso económico entre 2014-2019.

En países como Perú, organismos independientes como el Banco Central, calculan que tomará al menos 10 años reconstruir el tejido social de la clase media. Esas proyecciones, según Eduardo Rodríguez, economista e investigador, se pueden aplicar a Ecuador.

“La recuperación sabe a poco porque ha dejado a la mayoría de países en la misma mala situación que ya provocó estallidos sociales como los de Chile en 2019. Lo peor es que el deterioro continúa porque, luego del rebote, las expectativas de crecimiento no son buenas”, recalcó.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que la economía regional crecerá un 1,7%. Las estimaciones más pesimistas, desde la Cepal y S&P Global, apuntan a entre un 0,7% y 1,4%.

Esta realidad ha creado una ciudadanía más pragmática, sin ideología clara e impaciente, cuyas demandas van en aumento.

“Una economía anémica y la incapacidad del Estado y el sistema político de procesar las demandas ciudadanas, hacen más difícil abordar las múltiples y variadas expectativas ciudadanas”, concluye el informe sobre Riesgo Político.

LA HORA, a través de una nota publicada el 12 de diciembre de 2022, ya analizó, con base en los últimos resultados del Broken System Index, que la clase media a escala mundial tiene miedo a desaparecer y considera que los políticos no entienden sus problemas. (JS)

25 millones de puestos de trabajo destruyó la pandemia en América Latina.
La informalidad laboral en los jóvenes es entre 10 y 15 puntos mayor que en el resto de los segmentos de la economía regional.
La movilidad social, es decir la posibilidad de ascender en la escala de ingresos y desarrollo, se ha reducido en más del 30% en los últimos años.
Informalidad países América Latina
Porcentaje de la Población Económicamente Activa
     
País % informalidad  
Bolivia 83%  
Perú 68,40%  
Colombia 62,40%  
Ecuador 61,30%  
Argentina 57,80%  
México 57,40%  
Brasil 52%  
Chile 35%