Menos del 10% de los ecuatorianos confía en los demás y todo el desarrollo económico social se estanca

HECHO. La sociedad ecuatoriana sobrevive sin cohesión social y poco desarrollo
HECHO. La sociedad ecuatoriana sobrevive sin cohesión social y poco desarrollo

El cumplimiento de la ley, e incluso el pago de impuestos, no está entre las prioridades. La economía deja de crecer entre 1% y 2% al año por la falta de fe pública.

Los ecuatorianos tienen la desconfianza grabada en cada uno de sus actos cotidianos.

Según un último estudio y encuesta realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), bajo el título de ‘Confianza: La clave de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe’, menos del 10% de los habitantes de Ecuador confían en sus pares.

En este caso, la confianza se define como la creencia de que otros no actuarán de manera oportunista. No harán promesas que no pueden cumplir, no renegarán de las promesas que sí pueden cumplir, ni transgredirán las normas para aprovecharse de otras personas. En pocas palabras, todo se remite a la fe en los demás: en su honestidad, fiabilidad y buena voluntad.

La desconfianza afecta a la economía

Si esa fe pública no existe, no solo la convivencia se vuelve un diálogo de oídos sordos y llena de acciones de “sálvese quien pueda”; sino que, de acuerdo con el BID, “hay cada vez menos predisposición a realizar transacciones comerciales, contratar a desconocidos, pagar impuestos y pedir cuentas al Estado por el manejo de los recursos públicos (porque se asume que lo normal es la corrupción). Sin embargo, al mismo tiempo es más probable que los ciudadanos soliciten a los Gobiernos que les brinden beneficios personales inmediatos bajo la forma de subsidios y transferencias en lugar de demandar inversiones más eficientes y efectivas en bienes públicos”.

En otras palabras, se configura un círculo vicioso donde todo el mundo se queja; pero nadie, o muy pocos dan el paso para realmente cambiar la situación. El resultado, de acuerdo con María Rocío Mejía, economista y consultora internacional sobre desarrollo, es que la economía no tiene bases sólidas para crecer y la evasión tiene todos los justificativos.

“Si todos me roban, empezando por el Gobierno, porque voy a pagar impuestos o cumplir con la ley. Esta mentalidad está presente en toda la región, pero en Ecuador ha llegado a unos niveles que nos quitan entre 1% y 2% de crecimiento económico cada año. Años de impunidad y poca transparencia han destrozado la psique nacional”, explicó.

Falta de oportunidades y frustración social

Incluso la tramitología y las trabas para emprender están detrás de esta mentalidad en donde, “si no se ponen controles y requisitos fuertes”, nadie hace lo correcto. Además, en el plano político, se crea el mito de que solo una figura fuerte, “con mano dura” puede poner orden.

En una sociedad desconfiada, un emprendedor, o incluso un innovador tecnológico tiene 70% menos posibilidades de encontrar el apoyo necesario, no solo desde el plano crediticio, sino también desde la compra de sus bienes y servicios por parte de sus círculos más cercanos de amigos y familiares.

Esa falta de oportunidades, y su consecuente frustración social, en un porcentaje importante se desfoga a través de crecientes actividades ilícitas, y en el peor escenario, en actividades abiertamente violentas y delincuenciales.

En los países más innovadores, con más productividad y avances tecnológicos, la fe en los demás supera el 45%.

Justicia y transparencia son claves

Entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que son los que tienen mejores indicadores sociales y de acceso a la información, más de 60% de las personas tiene confianza plena en las instituciones de justicia.

En sociedades como la ecuatoriana, el porcentaje no llega ni al 30%; mientras que la institución más prestigiosa es el ejército, “con todas las connotaciones de que si no se impone con la fuerza no se logra nada”

Por esto, uno de los principales retos para revertir la falta de fe pública es la reconstrucción de una función judicial que realmente sirva; y donde se aplique el precepto básico de la igualdad ante la ley.

Otro aspecto importante es que la transparencia está ausente en todos los espacios. Así, por ejemplo, menos del 50% de la información de instituciones públicas, e incluso de empresas están fácilmente disponibles para la ciudadanía y medios de comunicación.

Más y mejores empresarios

El sentimiento anti empresarial es otra arista de la desconfianza en la sociedad ecuatoriana. Según el estudio del BID, alrededor del 55% de los ciudadanos creen que cobran de más, ganan demasiado, evaden impuestos, e incluso encumbren fortunas mal habidas en el caso de los mayores grupos económicos.

Patricio Mendoza, mediano empresario del sector textil, aseguró que ese escenario se combate con el impulso a mayor competencia, es decir, que más personas puedan abrir negocios sin tantas trabas.

Asimismo, la única receta para generar fe pública es más y mejor calidad en la producción. “Ecuador si tiene una mayoría de buenas empresas. No todo es explotación, pero si hay abusos debe haber sanciones reales. No todo debe ser las ventas per se, sino también buscar el desarrollo de nuestros empleados. Si no hay dinero para pagar mejores sueldos, también hay otros incentivos como oportunidades de preparación, descanso y reconocimiento”, puntualizó. (JS)

La confianza también es baja entre los mismos funcionarios públicos. Menos del 40% de los burócratas ecuatorianos tiene fe en sus pares.