¿Cuántos niños abandonaron su educación? Ni el ministerio lo sabe

EDUCACIÓN. Las instituciones en retorno progresivo están sujetas a evaluación periódica. (Foto de la Escuela 13 de Abril, en el cantón Pedro Moncayo, parroquia de Tocachi)
EDUCACIÓN. Las instituciones en retorno progresivo están sujetas a evaluación periódica. (Foto de la Escuela 13 de Abril, en el cantón Pedro Moncayo, parroquia de Tocachi)

La ministra de Educación, Monserrat Creamer, dijo que solo tienen “una cifra aproximada”. Tampoco hay datos sobre casos de violencia física y sexual.

El ministerio de Educación no ha desmentido lo publicado por la Unicef, que 90.000 estudiantes abandonaron el sistema educativo por la crisis generada por la Covid-19, pero tampoco ha entregado cifras oficiales.

Durante su comparecencia en la Asamblea Nacional, la Ministra de Educación, Monserrat Creamer, dijo que tienen “una cifra aproximada” del abandono escolar, pero no dio un número. Además, precisó que es “difícil rescatar a los niños que ya se desconectaron del sistema educativo”.

Tampoco hay cifras de violencia

Las probabilidades de que un menor sea víctima de violencia sexual, rezago escolar, embarazo adolescente, entre otros, son más altas cuando deja de estudiar.

Creamer señaló que pedirán reportes de violencia porque eso se trabaja intersectorialmente. Sin embargo, dijo que en el sistema de educación se reportaron 468 casos de violencia sexual durante 2020. “Como no estamos en contacto permanente con las familias (…) no es un reporte completo”, agregó.

Los cuestionamientos de los legisladores se concentraron en el plan piloto de retorno a clases a escala nacional, que se retomó el 2 de marzo.

Medidas y revisión periódica

Creamer explicó que el plan piloto de retorno a clases en las zonas rurales es un proceso consolidado, que se encuentra bajo un monitoreo constante y cuenta con el apoyo de los padres de familia, articulado con el COE Nacional y cantonales. Ninguna institución puede retomar las clases sin la aprobación de los actores involucrados. Además, los estudiantes acuden de manera voluntaria, uno o dos días a la semana.

A nivel nacional, hay 77 unidades educativas que el 2 de marzo iniciaron clases con una modalidad ‘semipresencial’ o progresiva. Todas se encuentran fuera de las urbes, en el área rural.

Dayana Naranjo, experta en educación, apoya que se hayan retomado las clases en estas zonas, donde los problemas de conectividad son mayores. “No solo porque no haya internet, es que a veces hay un celular para cuatro niños y muchos padres, aunque quieran, no tienen las herramientas para contestar preguntas o reforzar lo aprendido”.

Precisamente, Naranjo considera que esta ‘semipresencialidad’ es un primer paso hacia un gran plan de nivelación que requieren los estudiantes, especialmente los de los primeros años, donde se adquieren conocimientos primordiales de lecto-escritura.

“Guardando todas las medidas de seguridad, la escuela se convierte en una burbuja social. Los niños están más seguros que cuando se los lleva al centro comercial o a juegos mecánicos”, agrega.

La preocupación de la experta es que no se tengan índices claros de quiénes ya no estudian. “Apuntar a que esos niños vuelvan a las clases debe ser una de las prioridades de Estado”, comenta.

 ‘Salir de los escritorios’

La ministra Creamer sostiene el argumento de que los beneficios del retorno progresivo a las aulas superan a los riesgos, ante la Asamblea dijo que cuentan con evidencia e informes fundamentados e invitó a los ‘detractores’ del plan de retorno progresivo a “salir de sus escritorios”, ir a territorio y ver cómo la escuela se convierte en un espacio seguro para el desarrollo. (AVV)

Las escuelas en retorno progresivo a las aulas deben alternar grupos con un aforo de 30%.
 77 instituciones de la Sierra y la Amazonía retornaron a clases, el 2 de marzo.
468 casos de violencia sexual a estudiantes se reportaron al Ministerio de Educación, en 2020.

“Invito a quienes no han visto lo que está pasando con el retorno progresivo a que vayamos a visitarlas, a que vean la alegría, la satisfacción de esos niños y vean cómo respetan las medidas de bioseguridad”.

Monserrat Creamer, ministra de Educación.

 

“Las consecuencias del cierre de las escuelas son devastadoras para el aprendizaje y el bienestar de los niños”.

Unicef.

Los Municipios deben asegurar una movilidad biosegura

Los Municipios pueden aprobar u oponerse al retorno a las aulas. Raquel Vargas, urbanista, señala que la responsabilidad va más allá.

“Una de las preocupaciones, en el área urbana es: ¿cómo llevo a mi hijo a clases? La labor de los Municipios es asegurar una movilidad biosegura. En este contexto si una cosa no funciona impacta a todas las demás”, dice Vargas.

La experta recomienda que haya mayor control en horas pico, establecer horarios “que se cumplan” para que las familias programen sus viajes hacia las escuelas.

“Los municipios no pueden solo decir si quiero o no quiero que vuelvan las clases. Sino generar condiciones y facilidades”.

Naranjo considera que al ser clases semipresenciales se podrían modificar los horarios. “De tal manera que no deban moverse en las horas pico”, agrega.

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