El Gobierno justifica los cambios en el Gabinete por una evaluación del trabajo. Sin embargo, hay más alertas que hacen de temporada… una tormenta.
A menos de un mes de que Guillermo Lasso, presidente de la República, cumpla su primer año de gestión al frente de la jefatura del Estado, el mandatario sufre su primera crisis de gabinete.
En menos de 72 horas, se registraron las salidas de Luis Hernández, del Ministerio de Defensa; de Juan Carlos Bermeo, del Ministerio de Energía; Bernarda Ordóñez, de la Secretaría de Derechos Humanos; y Pedro Álava, del Ministerio de Agricultura.
La Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la República, a través de un comunicado, detalló que el régimen, en su primer año de gestión evaluó a todo su gabinete. Ese es el motivo de los cambios. Comunicación, dice el texto, que estos están enmarcados en ‘el Plan de Creación de Oportunidades 2021-2025’ y que por ello solicitó las renuncias de los funcionarios.
El primero en salir fue el general del Ejército, en servicio pasivo, Luis Hernández. El 26 de abril, anunciaba en sus redes sociales su decisión de dejar el Ministerio de Defensa Nacional.
Un día después, el 27 de abril, dejó el cargo Juan Carlos Bermeo, que lo había asumido desde el inicio del Gobierno. Su salida se produjo en momentos en que en la Asamblea había la intención de iniciar un juicio político en su contra por, presuntamente, haber descuidado su tarea en el ámbito ambiental, relacionado con la explotación petrolera y minera. El viceministro Xavier Fernando Vera Grunauer asumiría como el nuevo titular de la cartera de Energía.
Pocas horas después de su salida del gabinete, Bernarda Ordóñez, también renunció. Ella argumentó irreconciliables diferencias con la nueva visión del Gobierno en derechos humanos. “Hago pública mi renuncia irrevocable al cargo de Secretaria de Derechos Humanos. Los ideales siempre serán la primera regla de mi vida”, escribió en su cuenta de Twitter.
Esa misma tarde el ministro de Agricultura, Pedro Álava, también dejó la cartera de Estado.
Esta crisis habría obligado al Presidente a suspender un viaje a Europa en los próximos días, que ya estaba planificado.
¿Refrescamiento o estancamiento?
Pero hay más. Esteban Nicholls, politólogo, dijo que esta crisis de gabinete está relacionada con que el Gobierno está inmerso en un conflicto de bases políticas y estaría “perdiendo apoyo vertiginosamente”.
Opinó que el hecho de cambiar ministros puede dar una imagen positiva, de que hay una reconstitución del aparato del Ejecutivo, pero al mismo tiempo hay «escapes» de ministros, porque ven “una caída en picada”.
Dijo que hay ocasiones que los cambios son para paliar la “caída en picada” de un gobierno, pero que paralelamente persisten los problemas estratégicos en la forma de conducir la política.
Este especialista considera que el país ya puede haber llegado al punto extremo, es decir, de bloqueo y estancamiento. Esto, porque las propuestas de reformas legales del Gobierno han sido bloqueadas por la Asamblea Nacional. Para el analista, el anuncio del régimen de una consulta popular sería un “suicidio político” porque se abre la posibilidad de que pierda.
A esto se suma la salida del exvicepresidente, Jorge Glas, de prisión, que alimenta las fuerzas correístas, alertó Nicholls.
El banquero Fidel Egas en la mira de Lasso
En medio de la crisis de gabinete, el presidente Guillermo Lasso se abrió un nuevo frente. Ayer, en el levantamiento de la obligatoriedad del uso de la mascarilla, afirmó que en el país hay algunos ricos dueños de bancos, empresarios que tienen una residencia tributaria en España y no pagan impuestos en el Ecuador. «Son egoístas y no les preocupa el bienestar de los ciudadanos».
En su crítica, señaló directamente a Fidel Egas Grijalva, uno de los hombres más acaudalados del país y el principal accionista del Banco del Pichincha, como uno de los ciudadanos adinerados que no pagan impuestos en el Ecuador. “Es aquel rico que no paga impuestos y que no contribuye con estos esfuerzos que, hoy, han logrado aplausos del pueblo ecuatoriano y reconocimientos del exterior; esta es la obra que ha hecho este Gobierno, defender la vida del pueblo”, expresó Lasso.
Hace varios meses, el jefe de Estado también se enfrentó con Xavier Hervas, excandidato a la presidencia de la República por la Izquierda Democrática (ID). A él también lo acusó de evadir impuestos. Antes, lo hizo con cinco asambleístas de Pachakutik, a quienes los acusó de pedir beneficios económicos a cambio de votos. Calificó de triunvirato de la conspiración a Jaime Nebot, Rafael Correa y Leonidas Iza. Con el líder de los socialcristianos rompió antes de iniciar su mandato.
Las primeras salidas de funcionarios
En septiembre de 2021, Mae Montaño quien estaba a cargo del Ministerio de Inclusión Económica y Social, fue la primera en dejar el gabinete que se había conformado en mayo de este año. Entre sus argumentos esgrimió presuntos desacuerdos con el secretario de Administración, Iván Correa. A partir de entonces, Montaño fue reemplazada en el cargo por Esteban Bernal.
Pocos días después, la entonces ministra de Agricultura, Tanlly Vera, también abandonó el equipo en medio de las críticas de un sector de agricultores a su gestión. Fue reemplazada por Pedro Álava.
En enero de este año, Lasso posesionó a Juan Carlos Holguín, como titular del Ministerio de Relaciones Exteriores. Él llegó a ocupar el cargo en reemplazo del embajador Mauricio Montalvo.
Tras el fallecimiento de César Monge, uno de los más cercanos colaboradores de Lasso, la Secretaría de Gobierno fue encargada a Alexandra Vela. Ella renunció al cargo el 29 de marzo.
Tras la salida de Vela, el Presidente anunció que este Ministerio se dividiría en las Secretarías de Gobierno y de Interior a cargo del exasambleísta Francisco Jiménez, y Patricio Carrillo, respectivamente.
“El liderazgo de cada cartera de Estado estará bajo los mejores perfiles del país, que enrumben a las instituciones del Ejecutivo a garantizar el bienestar de cada ciudadano de forma integral”, se informó desde la Secretaría de Comunicación.
FRASE: Esteban Nicholls, politólogo
“A pesar de que los cambios, muchas veces se usan para paliar la caída en picada de un Gobierno, paralelamente existen problemas estratégicos en la forma de conducir la política”.