Antes de invertir su dinero, se deben revisar al menos siete aspectos para asegurarse que el bien está en buen estado y sin problemas legales.
Actualmente, cerca del 80 % de las compras de carros usados son realizadas a través de personas con poco o nulo conocimiento en mecánica automotriz. En muchos casos, se ofertan vehículos con óptimas condiciones estéticas, pero sin información completa y clara sobre posibles problemas estructurales, jurídicos o mecánicos que terminan influyendo en sobrecostos, la pérdida del bien o estafas.
En las actuales circunstancias de crisis económica, con impuestos y aranceles que encarecen el valor de un auto nuevo hasta en un 60%, las opciones de segunda mano pueden representar un ahorro de entre 20% y 50%; pero siempre y cuando se haga una elección inteligente.
Esa elección inteligente está basada en tomar en cuenta al menos siete aspectos básico:
- Fijarse en el kilometraje (aspecto clave para comprar carro usado): El promedio de distancia recorrida anualmente es de 20.000 Kilómetros (km), lo que significa que si un carro de 4 años tiene un kilometraje entre 65.000 y 82.000 sería una opción razonable. Si es más que esto es seguro que dentro de poco tiempo necesite mantenimientos correctivos, y otras reparaciones que pueden resultar muy costosas.
- Latonería: Un carro que ha sido estrellado puede traer consigo problemas a largo plazo, como dificultad en alineación del chasis o problemas para encontrar su balance. Por eso es importante revisar si el vehículo que se quiere comprar no ha sido reparado por golpes fuertes. La forma más fácil de evidenciar estas reparaciones es fijándose en los terminados o juntas de una pieza con otra.
- Sonidos al manejar: Probar el carro con el radio apagado, subir sus revoluciones y hasta girar el volante puede indicar si hay problemas o ruidos raros que puedan llevar a prontos mantenimientos. También al andar es importante escuchar si hay ruidos en la amortiguación o al momento de subir o bajar un cambio. Un carro que no tiene sonidos particulares indica que está en buen estado.
- Historial de revisiones: Un carro usado que ha cumplido con sus revisiones periódicas recomendadas por el fabricante es un bien que vale la pena comprar, debido a que eso asegura que el estado del motor es bueno, de lo contrario, nuevamente puede haber sobrecostos en mantenimientos y revisiones correctivas.
- Estado de las llantas: El desgaste excesivo de las llantas se puede ver en desgarres de la goma que las componen, en la deformación de su circunferencia o protuberancias que indican la ruptura de sus alambres internos. Si las llantas presentan alguna de estas características de desgaste excesivo es indispensable comprar unas llantas nuevas, y eso representará una inversión adicional que debe sumarse al precio de compra.
- Estado de las partes internas: El estado de cada parte, como tablero, volante, palancas, botones en general y cojinería también es importante para determinar qué tanto cuidado le ha invertido su dueño actual y así evaluar si su inversión valdrá la pena.
- Documentos al día: Asegúrese que el carro no tenga problemas legales por denuncias, multas de tránsito u otros. Es primordial revisar el número de placa en las plataformas de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) o en las dependencias de tránsito de cada ciudad; además de pedir evidencias de que tenga la revisión técnico-mecánica al día.
Si se cumplen todos estos puntos, la inversión tiene un bajísimo riesgo de generar pérdidas. Un consejo muy importante es que si tiene poco conocimiento, o falta de tiempo para profundizar y evaluar detalles, se deber recurrir a un experto o mecánico de confianza para evitar problemas antes de la compra. (JS)