¿Cómo es ir en bus en pandemia?

NORMA. En el transporte público no deben relajarse las medidas de bioseguridad.

El transporte público es considerado el segundo espacio más peligroso para contraer coronavirus. Extremar medidas es necesario.

Una mujer rocía alcohol sobre el asiento del transporte público en el que irá durante 30 minutos. Es viernes, 07:30. Su trayecto inicia en El Labrador -norte de Quito- y termina en El Recreo -sur-.

Para algunos, el compañero del viaje es el celular, para ella es el frasco de alcohol. Se asegura de que la mascarilla y el visor estén bien colocados, mientras que a otros no les interesa. Llevan el cubrebocas en el mentón.

Aquellos que no extreman medidas dentro de un bus ponen en riesgo su salud y la de los demás. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el transporte público es el segundo sitio con más posibilidades de convertirse en un foco de contagio. El primero son los hospitales. Este dato ha sido socializado -incluso- por el secretario de Movilidad de Quito, Guillermo Abad.

Si bien el reto de las autoridades es prevenir las aglomeraciones, el aporte de la ciudadanía es tener conductas bioseguras.

 

Miriam Ponce, quien inició su viaje en El Labrador, vive en la Tola -centro de Quito- y siempre usa el transporte público. Dice que el Metrobús-Q es donde más aglomeraciones encuentra. “Siempre está lleno”.

Ella evita tocar las superficies. Pero, si el equilibrio le falla y debe tocar los tubos del bus, inmediatamente desinfecta sus manos. Nunca suelta el frasco de alcohol, que es su arma en esta batalla contra la Covid-19.

La viróloga Carla Oviedo dice que la desinfección constante de manos es la única forma para evitar contagiarse. “Si tocas los tubos del bus, no te desinfectas y luego manipulas tu teléfono es peligroso, peor si no te desinfectas y así te acomodas la mascarilla”.

El cubrebocas debe ser utilizado adecuadamente -sobre nariz y boca- y se recomienda reforzar el cuidado con un visor o doble mascarilla.

Andrea Gómez, epidemióloga, dice que primero se coloca la de mayor protección. Por ejemplo, si se usa la KN95, esta debe ir primero y luego la quirúrgica. O primero la quirúrgica y luego la de tela.

Ventilación

Oviedo explica que al ir en bus no hay que tocarse los ojos, la nariz y la boca. “Si manipulas las superficies y en estas se encuentra el virus, te lo puedes inocular a ti mismo”.

El riesgo en los buses se debe a que el aire permanece durante el trayecto, sin recambio. En cambio, en los aviones, el aire pasa por un filtro UV.

Por eso, en los autobuses deben siempre trasladarse con las ventanas abiertas. No se recomienda el aire acondicionado, ya que no purifica.

Además, mientras más cerca esté una persona de otra, en un lugar sin ventilación, por más de 30 minutos, habrá más probabilidad de contagio del virus.

Gritar y cantar es más riesgoso de lo que parece

 En otra conexión del Metrobús-Q, en el mismo sentido: de norte a sur, al menos seis vendedores se suben.

Algunos desinfectan el dinero que reciben por sus ventas. A esta forma de comercio dentro del transporte público se suma un dúo musical.

“Buenos días. Antes que nada, la desinfección”, dice un hombre con guitarra que lanza alcohol a su alrededor, pero su rostro está descubierto. Canta alto para que lo escuchen mientras la mascarilla reposa en su mentón.

Ese acto pone en riesgo la de los demás. Al hablar alto se lanzan 50 veces más partículas con virus que cuando se está en silencio, explica Oviedo.

Al aparato respiratorio lo recubre una superficie húmeda, que en el caso de la boca es la saliva y en el de la nariz es el moco. Ambos se juntan en la faringe y se propagan (en forma de gotículas) de acuerdo al tono de voz. “Las gotículas son más grandes y gruesas; otras, muy pequeñas que se las llamas aerosol. Ambas propagan el virus cuando se está a menos de un metro”, comenta Oviedo.

El cuerpo humano exhala estas gotículas y es así que se producen los contagios. Es por eso que la mascarilla es uno de los grandes escudos en esta batalla contra un enemigo invisible, pero altamente transmisible.

A la ‘maniobra’ del señor -ir sin mascarilla en el transporte público y cantar- se suma una pareja que se abraza, besa y ríe sin mascarilla. La viróloga Oviedo dice que basta mantener una conversación (sin gritar) durante 15 minutos, para exhalar gotículas y aerosoles. (AVV)

SEGURIDAD. Los buses se desinfectan con amonio cuaternario al concluir cada trayecto.
DATO: En mayo de 2020, la OMS determinó que el 68,2% de los contagios registrados en el mundo se dieron en el transporte público.
DATO: 70% de los quiteños usa transporte público.
DATO: En el transporte público se recomienda mantener la distancia. No quitarse durante todo el trayecto la mascarilla y, si es posible, viajar en los horarios menos concurridos.