El sector petrolero ecuatoriano produce menos que hace 10 años y es mal visto, junto al sector eléctrico en crisis, como destino de inversiones. El riesgo de un colapso de ambos sectores podría dejar sin empleo a miles de ecuatorianos.
Los sectores petrolero y eléctrico están en crisis y el país está en riesgo de un colapso energético que acarreará menos empleo y más pobreza.
El ministro de Gobierno, Arturo Félix Wong, ha dicho que “no habrá apagones. Si las cosas se mantienen como estamos trabajando ahora, como lo tenemos estudiado, no tiene que haber apagones”.
Sin embargo, la realidad es que las acciones del Gobierno de Daniel Noboa, incluyendo la contratación de una barcaza que recién inició pruebas de operación, solo podrán cubrir una parte del déficit eléctrico de más de 1.000 Megavatios (MW).
Las otras contrataciones de emergencia, que se lanzaron por licitación a inicios de septiembre de 2024, estarán operativas en 2025, es decir, cuando el país ya enfrentará varios meses en el pico mayor del estiaje o sequía.
La hidroeléctrica Molino lleva 10 años sin mantenimiento ni reparación de fallas críticas
Por eso, José Alvear, empresario y estudioso de temas eléctricos, alertó que los apagones son inevitables; pero su duración diaria dependerá de las gestiones que a último minuto está haciendo el Gobierno.
Incluso, Jorge Luis Hidalgo, gerente mánager de GreenPower Internacional y consultor empresarial, señaló que se deberían imponer apagones de una hora diaria desde ya para evitar cortes más largos como los de abril pasado.
El país perdió hasta $72 millones diarios durante los apagones de finales de 2023 y abril de 2024. El crecimiento de las ventas de abril fue de casi cero y cayó a niveles negativos en mayo y junio.
Nuevos apagones, de acuerdo con Roberto Romero, economista y consultor empresarial, provocarían una caída de la productividad de las empresas, al tener que parar las máquinas y hacer inversiones para tener generadores eléctricos propios. Esto empujaría a reducir costos por el lado de no contratar personal e incluso realizar despidos.
“Al final, los mayores perjudicados serán los ecuatorianos porque recibirán menos ingresos y, en muchos casos, dejarán de tener un empleo de calidad y pasarán a la informalidad, sobre todo en sectores ya fuertemente afectados como el de los jóvenes”, apuntó Romero.
La crisis petrolera profundiza la crisis eléctrica en Ecuador
Según el Gobierno, se necesitan al menos $1.000 millones para la contratación de energía de emergencia; pero el Estado tiene cada vez menos recursos de un sector petrolera en caída.
Hace 10 años se producían 556.000 barriles al día. Actualmente, con corte al 6 de septiembre de 2024, la producción llega a los 468.000 barriles diarios.
En el mejor de los casos, a finales de este año se registrarán $1.337 millones de ingresos petroleros al Presupuesto General del Estado (PGE). Esto representa casi 60% menos que los $3.327 millones que recibían del petróleo en 2014.
Actualmente, los impuestos alcanzan para cubrir sueldos y otros gastos corrientes; y, con una industria petrolera a la baja, al Gobierno le tocará pedir más crédito a multilaterales para cubrir los costos de la emergencia eléctrica.
La reducción de subsidio a las gasolinas extra y eco país solo servirán para cubrir las pérdidas por la baja en la producción de petróleo.
Se proyecta que, por la reducción del subsidio, las importaciones de combustibles se reducirán de $6.500 millones a $6.000 millones hasta finales de 2024.
Sin embargo, esos $500 millones de ahorro cubrirán parte de los ingresos que se están perdiendo por la ineficiencia de Petroecuador y no dejará dinero disponible para inversión o gastos de emergencia.
En este escenario, con escasos o nulos recursos, Noboa anunció tres meses gratis de planillas de luz con consumos de hasta 180 Megavatios. Eso costará al menos $34 millones.
Freddy García, exviceministro de Finanzas, explicó que las finanzas públicas que el Gobierno de Noboa ha ordenado (aumentando impuestos) son las del Presupuesto General del Estado (PGE). Las finanzas de las empresas públicas ni se han tocado. “Huele a elecciones, pero también huele a apagones”, recalcó.
Así, las dos crisis, eléctrica y petrolera, se retroalimentan y podrían dar como resultado una caída económica mayor de la esperada, incluso llegando a un decrecimiento de -1,5%.
Esto pondrá al país en un escenario de menos empleo, menos inversión privada y más informalidad. (JS)
Ecuador consume más, pero produce menos electricidad y combustibles
-El Ecuador tiene una economía estancada desde hace 10 años; pero el consumo de electricidad crece al 10% anual como si estuviéramos en un boom. El Gobierno debería impulsar medidas para reducir el consumo y no incentivarlo con tres meses gratis de planillas de luz.
-Mientras la producción de petróleo se cae, el consumo de combustibles se dispara. Entre enero y junio de 2022, se importaron 9 millones de barriles de naftas para gasolinas. En 2024, la importación aumentó a 10,2 millones de barriles.
En el caso del diésel, se importó 13,4 millones de barriles entre enero y junio de 2022; mientras se llegó a 15,1 millones entre enero y junio de 2024.
Ecuador está en riesgo de dejar de ser un exportador neto de petróleo y convertirse en un importador. Esto golpeará aún más las finanzas públicas y el crecimiento económico.
¿Cuánto se necesita para salir de las crisis eléctrica y petrolera?
Según el nuevo Plan Maestro de Electricidad, para salir realmente de la crisis eléctrica se necesitan inversiones por al menos $10.500 millones hasta 2032. A eso se debe sumar los $1.000 millones para las contrataciones de emergencia en el corto plazo.
En el caso del sector petrolero, para volver a tener al menos 500.000 barriles diarios de producción se necesitan $11.000 millones de nueva inversión.
Así, entre electricidad y petróleo, Ecuador deberá invertir $22.500 millones. Todo ese dinero no lo tiene el Estado, pero una parte se podría sacar de las siguientes medidas, según José Alvear, empresario y estudioso de temas eléctricos:
Recuperar al menos parte de los $4.000 millones que la Contraloría dejó de cobrar, entre 2019 y 2023, por glosas. El cambio de matriz energética a gas podría dar $1.000 millones. Además, se debería trabajar en eliminar las pérdidas negras por $200 millones en las empresas distribuidoras de energía.
Incluso con todo eso, se necesitará una millonaria inversión privada y extranjera para salir de la crisis.