El crecimiento económico del Ecuador necesita impulsar el sector petrolero, el potencial agroindustrial y un Estado más eficiente

HECHO. La calidad de vida de los ecuatorianos depende de que se crezca y se genere más riqueza.
HECHO. La calidad de vida de los ecuatorianos depende de que se crezca y se genere más riqueza.

Conseguir un crecimiento económico de 5% durante varios años no es un tema sencillo; pero se deben sentar las bases de manera inmediata.

La única forma de reducir la pobreza, mejorar la calidad de vida de las personas, generar más empleo, e incluso tener un Estado con más recursos, es que todos, desde el Gobierno hasta los ciudadanos, trabajen para impulsar el crecimiento económico.

Ecuador necesita crecer más del 4% (lo ideal sería 5%) durante los próximos cinco a diez años para dar definitivamente un salto que permita tener una población con mayores niveles de patrimonio, menos desnutrición y más empresas.

Según Pablo Lucio Paredes, economista y docente de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), se debe apuntar al 5% porque el impacto se distribuye de la siguiente manera: Aumentar la productividad de los que trabajan (2% anual); dar trabajo a quienes ingresan al mercado laboral (2% anual); y mejorar el empleo de los que ya están trabajando (1% anual).

Agregó que el crecimiento económico debe cumplir dos condiciones. Por un lado, debe ser sostenible. “No sirve raspar la olla (como se hizo durante la época correísta) para estimular la economía porque eso se agota y terminamos peor. Eso lo sabemos en la vida personal: un padre de familia puede alegremente gastarse los ahorros o girar la tarjeta de crédito para dar una sensación de mejor vida a su entorno, pero luego hay que pagar la factura”.

Dos, debe basarse en actividades que aumenten la productividad, frecuentemente los Gobiernos tratan de estimular la economía gastando más “en cualquier cosa” y lo único que hacen es generar una sensación de bienestar que rápidamente se esfuma, porque se han mal utilizado los recursos. (JS)

Sacarle el jugo al petróleo

Para crecer al 5%, teniendo como principal motor a la industria petrolera, se necesitará pasar de los 495.000 barriles diarios que se producen actualmente a por lo menos 750.000 barriles diarios. Esa meta, aunque no es la duplicación de la producción como ofreció al inicio el Gobierno de Guillermos Lasso, tampoco luce viable a corto y mediano plazo.

Fernando Reyes, vicepresidente del Colegio de Ingenieros Petroleros, explicó que actualmente de cada 100 barriles descubiertos, el país solo está explotando 20.

En este sentido, una meta realista sería aumentar al menos un 10% más y mantener los niveles de producción. A eso se debe sumar que la inversión debe enfocarse en tecnologías como la de recuperación mejorada.

Así, en casos como los del campo Sacha, que es uno de los más grandes y productivos del país, la lógica debería ser aprovechar los recursos que genera para reinvertirlos, antes que esperar la llegada de las grandes empresas privadas.

En promedio, ese campo produce ingresos por alrededor de $1.300 millones anuales y gastos de $200 millones. Es decir, con un manejo más técnico se puede tener suficiente para potenciar aumentar el número de barriles diarios. Lo mismo pasa en el ITT y otros campos petroleros.

Hasta 2025, la meta debería ser llegar a los 600.000 barriles diarios y mantenerlos. A la par, se deben impulsar otras inversiones en temas como gas y refinación.

Innovación agroindustrial

La otra gran apuesta debe ser invertir más en la innovación y el desarrollo del potencial agroindustrial del país. Tradicionalmente, la inversión en el agro no ha superado el 0,5% del PIB anual, pero según organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) debería ser de al menos 2,5% a 3% del PIB.

Se deben seguir ejemplos como los de Holanda, donde la inversión pública se potenció con la privada a través de una red montada de investigación y desarrollo con las universidades. A la par, también se debe trabajar, como lo está haciendo el Gobierno de Lasso, en la apertura comercial; reducir costos de hacer negocios; y apostar por la asociatividad rural.

De acuerdo con Pablo Lucio Paredes, se debe priorizar la producción de bienes de más valor, por ejemplo, cebollas de mejor calidad, más uniformes, lavadas, en bolsa, o que algunos agricultores migren hacia productos diferentes (quizás hierbas más especializadas u otras actividades como turismo).

En segundo lugar, también se debe acortar la comercialización hacia el consumidor final captando algo más de la cadena de valor (ejemplo, unirse y entregar directamente con una camioneta); tres, ser más capitalistas: usar mejores herramientas.

En algunos de estos temas ya está trabajando el actual Gobierno, pero se necesita consistencia en el tiempo y un Estado eficiente, donde las iniciativas no queden trabadas en la burocracia y la tramitología.

Un Estado que justifique su gasto diario

Tanto para que la inversión extranjera y nacional crezca como para que se puedan reducir las trabas y los costos para la producción y la empresa, se necesita de un Estado que tenga calidad de gasto, es decir, que los $100 millones que desembolsa cada día se traduzcan en buenos servicio y lleguen a donde realmente se necesita: salud, educación y seguridad.

El exministro de Economía, Mauricio Pozo, ha repetido en múltiples ocasiones que no todo se trata de gastar más, sino de hacerlo mejor. Esto incluye cosas impopulares como sanear las cuentas públicas.

Solo si se tienen más recursos, se puede bajar impuestos a la producción y el comercio, reducir trabas burocráticas como las que hacen que en todo el país solo estén en marcha menos de cinco investigaciones para desarrollo científico y tecnológico. Casi la totalidad de esos esfuerzos se financian con dinero del exterior.

Además, si los inversionistas ven que el dinero público es bien manejado, y no le van a subir los impuestos o cambiar las reglas del juego, se podrán impulsar grandes proyectos de infraestructura que empujen el crecimiento económico de manera inmediata.

Así, la lógica debe ser, según Lucio Paredes, tener déficits y endeudarse en años malos, tener superávits y repagar en años buenos.

Cambio cultural y lucha contra la corrupción

No hay nada peor que la idea de “atacar” a los que generan riqueza, lo que necesita el país es que todos vayan generando más riqueza (más ricos y menos pobres). Para eso se necesita un cambio cultural para enfocar los esfuerzos en tener tolerancia cero con la corrupción en todos los aspectos, tanto públicos como privados; además se necesita menos poder en el Estado, es decir, que menos acciones dependan de la intervención directa o indirecta del Gobierno.

Lucio Paredes recalcó que en este aspecto es importante la educación, pero bastante menos de lo que se cree, “puede usted estar seguro de que a muchos de los corruptos educación no les falta, valores sí. Es responsabilidad del gobierno y la justicia, pero también de nosotros. ¡Al menos sancionar socialmente a los corruptos, aislándolos”.