La clase media a nivel mundial tiene miedo a desaparecer y considera que los políticos no entienden sus problemas

El resultado del último Broken System Index apunta a una clase media global angustiada porque consideran que el sistema no funciona a su favor. No buscan cambios radicales, pero sí mejores líderes y expertos.

Cada vez  es más evidente una creciente insatisfacción en las sociedades a lo largo de todo el mundo. Una última encuesta de Ipsos, dentro del llamado Broken System Index, refleja el miedo de la clase media a desaparecer debido a un sistema económico y político que le da la espalda.

En concreto, la encuesta global, que incluyó cinco preguntas ha dado resultados preocupantes sobre el humor social. Así, en la primera pregunta, sobre si la economía del país está amañada para favorecer a los ricos y poderosos., el consenso general es que sí, con un 64%.

A la segunda pregunta,  sobre si a los partidos tradicionales y a los políticos «no les importa la gente como yo», la repuesta mayoritaria (más del 60% en promedio, pero incluso superior a 70% en algunos países) volvió a ser afirmativa. Esto quiere decir que, en los hechos, se está tejiendo un abismo cada vez más grande entre una ciudadanía convencida de que «no les importamos» y una clase política y dirigente desconectada de la realidad.

Lo mismos sucede cuando se preguntó si «Los expertos de este país no entienden la vida de la gente como yo». En países vecinos como Perú, el porcentaje de encuestados que estuvieron de acuerdo con esa afirmación llegó al 70%. Esto quiere decir que no solo los políticos, sino también los llamados líderes de opinión o expertos tienen un alto nivel de descrédito entre las clases medias globales.

Así, todas estas respuestas describen sociedades que caminan por un ánimo particular:  creen que la economía no funciona porque está planificada para que favorezca a quienes tienen dinero y poder; y además, están convencidos de que quienes dirigen sus países se han alejado de los ciudadanos porque no los entienden y porque no se preocupan por ellos.

En resumen el momento social actual, que determina cómo está vota la gente y que espera de sus políticos, se articula en tres ejes: el sistema económico está amañado, no les importamos, no nos entienden.

Las sociedades a lo largo de todo el mundo cree que cómo funciona el sistema, y cómo actúan políticos y analistas, está completamente desligado de su vida diaria. En otras palabras, existe un creciente porción de la sociedad que se siente ignorada por los medios de comunicación, por los partidos, las instituciones y por los expertos, a menudo.

Este panorama debe ser leído como una alerta de un humor social que ya están determinado cómo vota y cómo votará la mayoría de la gente; y por qué no se siente representada.

No todo está perdido

A pesar del descontento, y el creciente sentimiento de abandono, los encuestados por Ipsos quieren liderazgos fuertes y efectivos, pero en su mayoría no son propensos a apoyar aventuras autoritarias que busquen quebrar completamente el sistema.

En las dos últimas preguntas de la encuesta se apunta a que hay un afán por transformaciones, pero no parea subvertir todo, sino para que el sistema funcione para ellos, es decir, realmente mejore su calidad de vida.

Lo que está pasando bajo el radar de los políticos y líderes de opinión es que la gente apela a un tipo de política diferente, es decir, una más ligada a la vida cotidiana de la mayoría de la gente. En este espacio es donde se va a desarrollar la política en los próximos años.

Christophe Guilluy, investigador francés, apunta en uno de sus últimos libros a que lo que ocurre actualmente, a diferencia de los movimientos sociales de los siglos XIX y XX, «no está impulsado por una lucha por la adquisición de nuevos derechos, sino por el deseo de preservar el estatus social y cultural de una mayoría ordinaria que ayer se llamaba la clase media occidental. No se basa en la ideología de un mundo que está por venir, sino en el deseo de no desaparecer, de estar en este mundo de hoy. Contiene intereses de clase, los de los más modestos, pero va más allá de ellos… al aportarles una dimensión existencial, la de querer preservar un sentido para esta sociedad».

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