Mercado laboral requiere más opciones de contratación

RETO. El país necesita generar más empleo de calidad para salir de la crisis
RETO. El país necesita generar más empleo de calidad para salir de la crisis

El sistema actual ni siquiera genera los empleos necesarios para cubrir el número de jóvenes que cada año buscan trabajo por primera vez.

El Proyecto de Ley de Oportunidades ha provocado polémica y rechazo en sectores políticos, sociales y ciudadanía en general. Sin embargo, el mercado laboral ecuatoriano necesita cambios profundos porque, incluso en los momentos de mayor bonanza, la generación de empleo ha sido escasa y de mala calidad (subempleo e informalidad).

De acuerdo con Aníbal Rojas, economista y estudioso de normas laborales, el país no puede empecinarse en el sistema rígido actual, sino acordar nuevas modalidades de contratación más flexibles y en concordancia con las nuevas realidades.

“Si no convencen las opciones propuestas por el Ejecutivo, se deben presentar otras y corregir los excesos o distorsiones. Pero la solución no está en defender a capa y espada un Código Laboral que hace tiempo es una carga más que una ayuda”, acotó.

 58.000 empleos adecuados por año

Incluso tomando en cuenta los años del segundo boom petrolero (2008 a 2014), la economía ecuatoriana generó, en promedio, 58.000 empleos adecuados al año. Esto a pesar de que el gasto público y el tamaño del Estado se duplicaron.

Sin embargo, se necesitan al menos 118.000 empleos de calidad (afiliación a seguridad social y todos los beneficios de ley) para cubrir solamente el número de jóvenes que se integran anualmente al mercado laboral.

Según un estudio del Centro de Investigaciones Económicas y Empresariales de la Universidad de Las Américas (UDLA), el 42% de los trabajos creados entre 2010 y 2019 fueron de calidad, por lo que la mayoría no tiene más opción que la informalidad y el subempleo.

Esto profundiza los problemas estructurales, que incluyen bajos niveles educativos.

“En ausencia de reformas, el mercado laboral ecuatoriano no permitirá que el país se beneficie del bono demográfico (más jóvenes en edad trabajar), pues la mayoría de los nuevos entrantes a la fuerza laboral terminaría trabajando en actividades de escuálidos ingresos y baja productividad, típicamente ubicadas en el sector informal”, dice el estudio.

El Estado ya no puede ser el motor porque solo puede generar hasta el 9% del empleo antes de volverse completamente insostenible. Por eso, de los 118.000 trabajos que se necesitan al año, al menos 107.000 deben venir desde el sector privado.

 La brecha de salarios entre hombres y mujeres sigue creciendo

Antes de la pandemia, en 2019, alrededor del 24,3% de las mujeres con empleo contaban con educación universitaria, comparado con solo el 17,5% de los hombres. Además, el porcentaje de mujeres jóvenes que se incorporaron al mercado laboral en 2019 con educación superior (37,9%) fue el doble del de las mujeres de mayor edad y que estaban por salir de la fuerza laboral (14,8%).

Sin embargo, las ecuatorianas que están en el mercado laboral con niveles de educación superior comparables al de los hombres ganan, en promedio, 16% menos. Esta brecha se agranda con la edad.

Las mujeres de edad madura (45 a 55 años) con educación primaria y secundaria (pero no universitaria) ganan 36% menos que los hombres de similar edad y educación.

“Estas cifras son el reflejo de una legislación laboral que induce a las mujeres a optar por empleos de menor calidad o a buscar mayor flexibilidad de horarios a través de empleos informales, empleos no remunerados o subempleo”, acota el estudio de la UDLA.

Veinticuatro semanas para reintegrarse al empleo formal

Incluso con toda la experiencia y preparación a cuestas, a un joven ecuatoriano de entre 25 y 30 años le toma, en promedio, 24 semanas (6 meses) encontrar un empleo de calidad luego de ser despedido.

En países vecinos como Colombia y Perú, ese plazo se reduce a menos de la mitad, lo que significa que en Ecuador ni siquiera se crean condiciones para los elementos más preparados del mercado laboral encuentren oportunidades rápidamente.

Así, por ejemplo, antes de la pandemia, el número de graduados universitarios que pasaban uno o más años sin trabajo pasó del 15% al 25%.

Mercado laboral costoso y poco competitivo

El Ecuador es un país caro en comparación con países vecinos. Un consumidor con $1.000 en el bolsillo compra menos bienes y servicios en Ecuador que en Colombia o Perú.

Esta realidad es el resultado de los altos costos y la poca movilidad del trabajo formal. Entre 2007 y 2019, el salario mínimo (SBU, medido en dólares constantes) se elevó en cerca del 60% mientras que, según cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la productividad del trabajo aumentó en menos del 10%.

Sin embargo, lo que más interfiere con la movilidad del trabajo en Ecuador son los altos costos de despido. Esos costos para un trabajador que gana el salario mínimo y que ha trabajado más de 90 días en la misma empresa es 2,1 veces mayor al que existe en Colombia; 3,6 veces al de Perú y 1,2 veces al de Bolivia.

Se pierde $3.000 por cada empleado en el subempleo y la informalidad

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), con corte al 31 de agosto 2021, se registraron más de 5,2 millones de ecuatorianos en el subempleo y otro tipo de ocupaciones informales. Casi el 40% de esas personas gana menos de $250 al mes.

Ese ejército de precarios es costoso para el país porque cada uno representa una pérdida (en ingresos y capacidad de consumo) de alrededor de $3.000 al año.

En otras palabras, si solo tomamos en cuenta los 1,89 millones de subempleados, el saldo en rojo es de más de $5.661 millones, es decir, 5% del Producto Interno Bruto (PIB)

Rojas puntualizó que, en este contexto, es cada vez más urgente establecer la generación de trabajo adecuado como una prioridad nacional; solo así se puede revertir de manera sostenida el crecimiento de la pobreza; y cumplir con la meta del presidente Lasso de incorporar 2 millones de nuevos empleados al mercado laboral hasta 2025. (JS)