Una decena de personas que se convirtieron en víctimas colaterales del asesinato de Fernando Villavicencio. Durante el juicio relataron cómo cambiaron sus vidas tras casi morir por las balas. Incluso, un joven que solo pasaba por la calle fue impactado por uno de los más de 65 disparos que hubo ese 9 de agosto de 2023.
Una bala mató a Fernando Villavicencio y otras alcanzaron a una decena de personas que se convirtieron en víctimas colaterales, desde entonces, sus vidas cambiaron. Hubo quienes salieron del país por el trauma psicológico o quienes perdieron sus empleos por las secuelas de las heridas.
Quienes fueron alcanzados por alguno de los más de 65 disparos que hicieron 13 sicarios ese trágico 9 de agosto de 2023, rindieron su versión el 1 de julio de 2024, el tercer día de juicio por el asesinato del candidato presidencial.
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Las víctimas colaterales son hombres y mujeres que por diversas razones acompañaban ese día a Villavicencio, durante el mitin político. Pero también hay un joven que se trasladaba por la calle, en un vehículo, y fue impactado por un proyectil.
Víctimas colaterales del asesinato de Fernando Villavicencio confundieron las balas con fuegos pirotécnicos
A Patricia B., de 55 años, una bala le atravesó el pecho, a centímetros del corazón. Ocurrió cuando salía detrás de Fernando Villavicencio al terminar el mitin en el que lo asesinaron.
Durante su testimonio, Barragán dice que cuando oyó los disparos se lanzó al piso y que no sintió el impacto de las balas hasta que vio su blusa con sangre. Recuerda que los paramédicos le apretaron el pecho hasta que una ambulancia la trasladó a un hospital privado. “Pensé que me iba a morir”, dijo con la voz quebrada, la mujer que para referirse a Villavicencio lo hace como “presidente”.
Ella estaba en ese encuentro político, pues ayudaba en la organización, de hecho, semanas antes había realizado un encuentro en el sur de Quito. “Para mí fue un honor haber estado junto a un hombre de la talla del presidente Fernando Villavicencio”, resaltó.
La víctima dijo que fue operada y que tras descompensarse volvió al quirófano, pero en el IESS. La fiscal Ana Hidalgo le consultó cuánto han costado sus intervenciones quirúrgicas y ella respondió que cerca de $10.000 y que lo ha pagado todo ella. A eso se suman los casi $600 que ha cancelado por las terapias psicológicas. “Ha sido realmente duro. Cualquier ruido que oía yo creía que eran disparos”.
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Gloria L., es amiga de la familia. Durante la audiencia de juicio saludó con una de las hijas de Villavicencio.
El 9 de agosto de 2023 llevó unas donaciones para la campaña. En su testimonio, cuestionó que hayan sacado a Villavicencio en medio de la multitud y sin un automóvil blindado. Mientras salía oyó los disparos, pero pensó que eran fuegos artificiales en honor al candidato. “Jamás he visto un arma, menos sé cómo suena un disparo”, dijo la mujer que caminó hasta la clínica más cercana con dos impactos de bala. “Al inicio no sentí nada, solo algo caliente”.
Las terapias en su brazo han sido largas y costosas. De hecho, tuvieron que colocarle un dispositivo especial que no había en el país. Al igual que Barragán ha asumido todos los costos de su recuperación.
Ruth P., pensó lo mismo, que eran fuegos pirotécnicos. Cuando las balas la alcanzaron se arrastró hasta el excoliseo del colegio Anderson, en el norte de Quito, donde se realizó el mitin. Recuerda el ruido de las sirenas, los gritos. Es jubilada y fue tratada en el IESS. Eso sí, dice que lo más fuerte ha sido el impacto psicológico.
Víctimas colaterales del asesinato a Fernando Villavicencio tienen daños de por vida
A Gisela M., una bala le impactó en el ojo y a José Paredes en la pierna.
Molina dice que al llegar a la clínica vio el cadáver de Villavicencio y que –entre sombras– alcanzó a visualizar que un hombre sacaba fotos del candidato presidencial quien minutos antes había recibido un impacto de bala en el cráneo. “Vi el zapato de Fernando Villavicencio y entonces supe que estaba muerto. Me dio mucha tristeza”.
En medio del daño a su ojo, los médicos le decían que debía ir a otro hospital porque los sicarios llegarían a esa clínica “a rematarlos”. Ella estaba en ‘shock’, mientras más gente llegaba herida. Las secuelas continúan.
José P., fue amigo de Villavicencio y una bala atravesó su pierna, pero esa no ha sido la única complicación. También tiene problemas de audición a raíz de esa balacera. El hombre se dedica a la construcción y dijo ante los jueces que desde entonces ha perdido varias obras, además, los gastos médicos llegan a los $5.000.
El joven baleado por pasar cerca del mintin de Fernando Villavicencio
Daniel F., tiene 20 años y no tenía nada que ver con la campaña de Fernando Villavicencio. Sin embargo, cuando los sicarios empezaron a disparar, é –junto a un amigo y su madre– pasaban por la avenida Gaspar de Villarroel, dentro de un carro. Él sintió dolor y vio que sangraba. Una bala había impactado en su abdomen. El auto recibió cerca de siete disparos.
Quienes dieron sus versiones como víctimas colaterales fueron llamados como testigos de la Fiscalía. Este 4 de julio de 2024, será el quinto día de juicio contra cinco procesados por el asesinato de Villavicencio. (AVV)
Los llamados a juicio por el asesinato de Villavicencio
Por el magnicidio cometido contra Fernando Villavicencio, el 9 de agosto de 2023, hay cinco personas llamadas a juicio:
- Autor mediato: Carlos Angulo- alias ‘Invisible’.
- Coautora: Laura Castillo- alias ‘La flaca’.
- Cómplice: Érick Ramírez.
- Cómplice: Víctor Flores.
- Cómplice: Elizabeth Chimbo.
Entre los procesados no se encuentran los autores intelectuales del asesinato.
Según el perito, en la autopsia hecha a Villavicencio se encontraron dos orificios por impacto de proyectil de arma de fuego (uno de entrada y otro de salida) en la región parietal (cráneo) izquierda.
“Cuando fui a la clínica había un cuerpo en una camilla, reconocí el zapato de Fernando Villavicencio, y entonces supe que estaba muerto. Me dio mucha tristeza”, testimonio de una víctima colateral del asesinato de Fernando Villavicencio.
Una víctima colateral es un afectado indirecto de un hecho, es decir, que el atentado no iba dirigido a él o ella.