Al cumplirse un mes de que el cadáver de la subteniente Aidita Ati se encontró en su habitación dentro del Fuerte Militar Napo, familiares de víctimas de femicidio hicieron un plantón. La muerte de la subteniente no es la única en esa brigada de la Amazonía. ¿Qué pasa en el Ejército ecuatoriano?
La muerte de la subteniente Aidita Pamela Ati dentro de un cuartel del Ejército estremece y más cuando se conoce que no es la única. En el mismo Fuerte Militar Napo falleció la subteniente María José Morillo, en abril de 2021. Han pasado dos años sin respuestas.
El 29 de julio de 2024, familiares, amigos y colectivos sociales hicieron un plantón en la Comandancia del Ejército, en Quito.
La foto de Ati no era la única, pues las madres y padres de decenas de mujeres asesinadas o violentadas sexualmente se unieron a la protesta, esperando que sus casos también sean resueltos.
Miroslava Cando, madre de María José Morillo, relató que las similitudes de la muerte de su hija con el caso de Aidita Ati no es solo la brigada militar, sino la manera en la que se manejó el caso. “Igual, me llaman cuando ya ellos habían lavado y limpiado el cuerpo. Le habían llevado a medicina forense a hacerle la autopsia y me la entregan en un ataúd sin dejar que yo haga el reconocimiento del cuerpo”.
¿Qué le pasó a María José Morillo en el Fuerte Militar Napo?
La madre de ‘Majito’, como cariñosamente la llama, exige justicia e indica que durante un ejercicio militar hubo negligencia, ya que su hija fue obligada a nadar en un río caudaloso, amarrada a la cintura con otras 11 personas. La joven de 28 años terminó enredada con un árbol y murió ahogada.
La madre, tras las inconsistencias de las versiones y la falta de información, colocó una denuncia por homicidio culposo contra el Ejército ecuatoriano. Han pasado tres años, pero todo continúa en investigación previa “y no hay ningún procesado, ni vinculado, ni nada. Los comandantes son los responsables”.
Cuando Cando supo del caso de Ati buscó la manera de visibilizar que esa no era la única muerte en esa brigada militar de la Amazonía. “La búsqueda de justicia es larga e incomprendida, porque los protocolos militares se contraponen con la justicia civil y esa justicia invisibiliza los procedimientos militares”, dice la madre de Morillo. (AVV)
Cuarteles policiales y militares se convierten en espacios de violencia de género
En 2022, el femicidio de María Belén Bernal dentro de la Escuela Superior de Policía (Quito) estremeció al país. Su esposo, el exteniente de Policía, Germán Cáceres, se declaró culpable y hoy cumple una sentencia de 34 años de cárcel; aunque continúa haciendo intentos para reducir su pena.
El caso de Bernal mostró las fallas del sistema de los espacios de formación en la Policía. Algo que no sería ajeno a los cuarteles militares.
Además del caso de Ati y Morillo, en 2023, se abrió un proceso disciplinario contra cuatro miembros de las Fuerzas Armadas, dos de ellos, fueron señalados por violencia sexual, mientras que dos subtenientes fueron invetigadas por concertar citas entre los militares y conscriptas, facilitando su salida del cuartel en Azuay y ofreciendo dinero a las conscriptas a cambio de relaciones sexuales.
Tras una investigación interna, se resolvió que cuatro acusados “no cometieron faltas atentatorias establecidas en la Ley de Disciplina de las Fuerzas Armadas”. Aunque la investigación continúa en la Fiscalía.
Las madres citadas en esta nota, así como Luis – padre de Aidita Ati– exigen al Gobierno que los servidores de las fuerzas del orden “dejen de creer que son impunes”.
En el caso de Aidita Ati, este 30 de julio se vinculará a dos militares más a la causa del presunto femicidio.
Plantón por Aidita Ati congrega a madres de víctimas de femicidio
Romelia Castelo perdió a su hija, Gabriela Cárdenas, el 4 de marzo de 2024. Desde entonces acude a los plantones donde se encuentra con madres que comparten el mismo dolor. En Ecuador, una mujer es asesinada cada 36 horas.
“A mi hija la asesinaron en mi casa. Estaba ahí con unos amigos y su esposo que fue cómplice y el presunto femicida de mi hija” dice la madre, quien dice que la búsqueda por justicia en Ecuador es difícil ya que desde el levantamiento de datos hubo errores “el parte policial es vago”.
Castelo se conmovió al ver el caso de Ati. “Entiendo el dolor de madre”, dice la madre y agrega que un femicidio “mutila a las familias”.
“El problema es que las investigaciones las hace el Ejército, y son juez y parte”, Miroslava Cando, madre de la subteniente María José Morillo, quien murió dentro del Fuerte Militar Napo.