Más del 48% del gasto anual en salud lo paga cada ecuatoriano

El sistema público de salud tiene una serie de deficiencias crónicas.

La mala calidad del gasto público causa que $48 de cada $100 los paguen las personas en medicinas o acceso a la atención que no obtienen en el sistema estatal.

En promedio, cada año un ecuatoriano pone de su bolsillo el 48,43% del gasto para cubrir sus necesidades básicas de atención en salud.

A pesar de que el Estado destina entre el 8% y 10% del presupuesto a la salud pública, los servicios son deficientes y escasean los medicamentos, entre otros problemas, lo que provoca que los ciudadanos tengan que restar recursos de sus ingresos para suplir las falencias del manejo político.

Según un estudio del Observatorio del Gasto Público de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Ecuador es cuarto país de la región donde las personas tiene que sacar más dinero de su bolsillo para conseguir una atención de salud medianamente adecuada.

Venezuela y Guatemala encabezan la lista con un gasto directo de los ciudadanos de entre 64,33% y 52,22% para compensar las deficiencias de los servicios públicos.

«El gasto que sale de los decrecientes presupuestos familiares se va a la adquisición de medicamentos, copagos, consultas en el sistema privado, compra de insumos, tasas de seguros privados, deducibles, entre otros», dice el estudio.

El problema se agrava porque al no tener el dinero suficiente para atenderse en el sector privado, más del 60% de las familias posponen las citas médicas, los exámenes y las atenciones. Esta realidad da como resultado que cada vez más personas acuden al médico cuando sus enfermedades están muy avanzadas y tienen complicaciones graves.

Así, los costos que tienen que asumir se disparan a mediano y largo plazo, y, al mismo tiempo, se profundiza la baja capacidad de respuesta y la eficiencia del sistema público de salud.

Mejor gasto para mejores vidas

En el presupuesto revisado para 2021, el Gobierno de Guillermo Lasso proyecta aumentar un 24% la inversión en salud pública. Eso significa llegar, hasta diciembre 2021, a $3.213 millones.

Ese incremento busca compensar los recortes hechos entre 2018 y 2020, y en ese sentido, son un paso positivo. Sin embargo, si no se controla la cómo se ejecuta ese presupuesto, se seguirá perdiendo entre el 25% y 35% en ineficiencia y corrupción.

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las principales fuentes de esa ineficiencia son: desperdicio de insumos, duplicación de exámenes, estadías hospitalarias innecesarias, regulación de precios de los medicamentos y la escasez de los mismos, falta de especialistas, equipos sub o mal utilizados, entre otros.

«La ineficiencia del gasto sanitario también se expresa en la subutilización de medicamentos genéricos y la compra de medicamentos de marca, 40% más caros y cuya carestía deben terminar subsidiando el gobierno», asegura el organismo multilateral.

Los países más afectados en términos de pobreza también son los que mayor probabilidad tienen de dejar sin atención médica a las familias. Los primeros lugares en la lista está ocupados por Venezuela, Argentina, Perú  Brasil, Ecuador y México.

«Venezuela es donde se destina el  un mayor porcentaje del dinero de bolsillo de los ciudadanos para financiar el gasto en salud. Esto resulta paradójico tratándose de un país donde se ha impuesto un modelo socialista, donde se supone que se hace énfasis en lo público. En la práctica, no solo lo financia directamente el ciudadano, sino que, además, funcionan mejor los servicios de salud y educación financiados por los privados», dice puntualiza el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice). (JS)

DATO:_ El promedio del gasto en salud pública en América Latina se ubica en el 4% del PIB. Ese porcentaje es más del doble en los países más desarrollado.

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