Argentina, el finalista que se agigantó en Catar

Lionel Messi (d) y Julián Álvarez al celebrar un gol.

La derrora ante Arabia Saudita quedó atrás. Su efectividad es la más alta del Mundial. Lea este análsis del juego albiceleste antes de la final.

La derrota frente a Arabia Saudita en la primera jornada quedó en el olvido. El equipo de Lionel Scaloni clasificó a su sexta final de la Copa del Mundo con el protagonismo como su mejor carta. La albiceleste es el equipo que más peligro ha generado durante su estadía en Catar, con una expectativa de gol de 12,78 y 12 goles marcados.

Asimismo, la selección de Argentina buscó el equilibrio: es el segundo equipo con menos peligro recibido en contra por cada remate. La mejor carta de este combinado está en la peligrosidad de sus ataques. Los dirigidos por Scaloni suman 11 remates por partido, uno de los registros más altos de la Copa, con una efectividad del 46%.

Una actuación deslumbrante de Lionel Messi llevó a Argentina a su sexta final de la Copa del Mundo con la victoria sobre Croacia en el Estadio Lusail. El delantero de 22 años del Manchester City, Julián Álvarez, también brilló y Argentina aseguró que regresará aquí el domingo para enfrentar a Francia  .

Argentina aprovechó este encuentro con Croacia, obstinada, resistente y talentosa finalista de 2018, para producir su actuación más convincente de esta Copa del Mundo. Lo que sugiere que el equipo de Scaloni está alcanzando su punto máximo en el momento perfecto.

Messi, inevitablemente, estuvo en el centro de todo e involucrado en cada gol, pero Álvarez ha demostrado en Catar que tiene, salvo accidentes, una carrera maravillosa por delante.

Si bien Messi se lleva todos los focos de atención, Scaloni supo hacer las variantes necesarias para mejorar el rendimiento de su equipo. Los ingresos de Enzo Fernández y de Alexis Mac Allister le cambiaron la cara a Argentina.

El volante de Benfica supo aprovechar la oportunidad y aparecer en los momentos justos, pese a su edad y al poco conocimiento que tenía del seleccionado. Es un jugador inteligente, preciso, con una amplia visión periférica que le permite encontrar pases donde el resto no los ve. No es Messi, pero da todo para estar a su altura.

Fernández supo acoplarse muy bien a la manera de presionar del equipo. Aprendió a moverse en bloque con el resto de los mediocampistas y asociarse con ellos y los de arriba para generar espacios.

Incluso, también se volvió experto en dar pases-gol. Tener un volante central que quita, distribuye y juega es un lujo que pocas selecciones en el mundo se pueden dar. (La Cancha)

 

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