Los ciudadanos tienen derecho a saber si están afiliados a alguna tienda política, pero el CNE no transparenta esos datos.
En 2012 se desató un conflicto electoral, cuando cientos de ciudadanos comenzaron a descubrir que, contra su voluntad, aparecían como adherentes a partidos y movimientos políticos.
Según el archivo de los boletines de prensa de la Fiscalía, el mismo vicepresidente del Consejo Nacional Electoral de la época, Paúl Salazar, denunció que su firma aparecía dentro de varias tiendas políticas.
Lourdes Tibán, militante de Pachakutik, en su declaración aseguró que una persona le ofreció miles de firmas por un pago de 200 mil dólares.
En Twitter se hizo tendencia, por varios días, el hashtag #NoSoyAdherente. Incluso hubo asambleístas que denunciaron que sus firmas fueron utilizadas, sin su consentimiento, para la creación de partidos y movimientos políticos.
Entre la molestia ciudadana, el Consejo Nacional Electoral decidió dar de baja la página web en la que los ecuatorianos podían ingresar y verificar si estaban afiliados. Han pasado 10 años desde ese escándalo, pero los datos de adherencia se mantienen bajo llave. ¿Qué es lo que se quiere ocultar?
LA HORA hizo un pedido para acceder a esta información. Se presentaron cartas físicas y se enviaron correos electrónicos al Consejo Nacional Electoral. Lo único que debían responder era cuál es el número de afiliados registrados actualmente, la cantidad de solicitudes de desafiliación mensual, cuántas denuncias por uso doloso de la firma ha emitido el CNE y cada cuánto tiempo se hace una depuración de estas firmas. Hasta el cierre de esta edición, el organismo de control electoral no emitió respuesta alguna.
¿Mercado negro de firmas?
Para el analista electoral, Alfredo Espinosa, el riesgo de no transparentar las cifras y los registros de firmas puede conllevar a un “mercado negro de firmas” que permitiría inscribir movimientos políticos, cuyo objetivo no sería una participación democrática para proponer cambios sociales, sino armar un “botín político negociable”.
Espinosa recuerda el escándalo que se desató en 2020, cuando hubo un intento de juicio político contra la presidenta del CNE, Diana Atamaint.
Antes de las elecciones de 2021, el liderazgo de la institución se puso en sospecha con la declaración de un ex asesor del asambleísta Daniel Mendoza, dentro de una investigación abierta por delincuencia organizada.
Según el oficio 17721-2020-00002G, Franklin Calderón, alias ‘Banquero’ declaró que Mendoza le dijo “que ya va a poder tener su movimiento nacional (Movimiento Amigo), que lo negoció por el voto en contra del juicio político de Atamaint. El día de la votación, él no acudió y delegó a su alterna. Eliseo Azuero también se abstuvo”.
El primero de febrero de 2020, la Comisión de Fiscalización archivó el juicio político a la Presidenta del CNE. Un voto hizo la diferencia.
Un año antes, el consejero Luis Verdesoto propuso una reforma al Reglamento de Afiliaciones, que incluía “consultas de afiliación en línea” en el artículo 11, pero el Pleno del Consejo no dio paso a ese cambio.
Riesgos para la democracia
Mauricio Alarcón, director de la Fundación de Ciudadanía y Desarrollo, dijo que mientras no se transparenten los registros de afiliados y de adherentes de las organizaciones políticas seguirán los problemas como la aparición de candidatos que no logran representatividad y de partidos políticos que se venden, se ofertan al mejor postor o simplemente cogen a dedo a sus candidatos.
Actualmente hay 264 organizaciones políticas aprobadas por el Consejo Nacional Electoral.
Para inscribirse, un movimiento nacional necesita al menos 200 mil firmas, es decir el 1,5% del padrón electoral, compuesto por 13’099.150 votantes.
Los partidos y movimientos políticos son pilares fundamentales para el funcionamiento de la democracia, pero tienen que ser verdaderos partidos, con democracia interna, con candidatos electos democráticamente y no con mañoserías, dijo Alarcón. “Mientras se distorsione la forma de funcionamiento de las instituciones políticas tendremos resultados como los que hemos visto en las últimas elecciones”, acotó.
En las elecciones presidenciales de 2021 hubo 16 candidatos presidenciales. Paúl Carrasco del partido Podemos, obtuvo apenas 19.809 votos a escala nacional. Gustavo Larrea del partido Movimiento Democracia Sí, 39.000 votos. Giovanny Andrade de Unión Ecuatoriana, un poco más de 20.000.
Espinosa se pregunta cómo los movimientos que para inscribirse necesitan un mínimo 200 mil afiliados, no logran ni la cuarta parte de los votos.
Para Mauricio Alarcón esto es cuestión de matemáticas simples y son indicios de la falta de control. También se pregunta: “¿qué pasa con las afiliaciones de partidos que se han dado de baja?”. La organización que dirige solicitó a los anteriores Consejos Electorales información sobre el padrón de afiliaciones, pero nunca recibió la información solicitada. (GVL)
La transparencia no es prioridad
Diana Atamaint, presidenta del CNE dijo a LA HORA que la actualización del registro de adherencias es un proceso largo, que no está estipulado en el corto plazo. Para las siguientes elecciones tampoco se prevé una modificación al Reglamento en el que se podría incluir consultas en línea. Además, Atamaint afirmó que es responsabilidad de cada partido político depurar sus registros.
Esto también se confirmó el 7 de abril de 2022, durante el Primer Consejo Consultivo en el auditorio del Consejo Nacional Electoral. En esa reunión, a la que asistieron representantes de 16 organizaciones políticas, los consejeros hicieron preguntas y explicaron el calendario electoral.
Atamaint dijo que se reformarán algunos reglamentos, pero aclaró que el Reglamento a las Afiliaciones y Adhesiones no es urgente.
Para confirmar si está o no afiliado a un partido político debe acercarse a las direcciones provinciales del CNE con una copia de la cédula y llenar un formulario de solicitud del Certificado de Apolitización.