¿Y las izquierdas?

Rodrigo Santillán Peralbo

La ofensiva de las derechas crece en tamaño y cantidad ante el descalabro de las izquierdas debido a los malos gobiernos “progresistas”, y la mudez que guardan ante los nuevos desafíos.

¿De pronto los pueblos se convirtieron en derechistas? ¿Existen líderes de las izquierdas capaces de reemplazar a los dirigentes fracasados? ¿Acaso las dirigencias se olvidaron del poder de la crítica y autocrítica propias de la izquierda, o también se dejaron arrebatar esos principios, por las derechas? ¿Cuáles han sido los resultados del colaboracionismo de la “izquierda boba” con gobiernos populistas? ¿Por qué si los programas de gobierno, los planes, proyectos y propuestas son buenos y para beneficio del pueblo, los ciudadanos prefieren votar por otros candidatos? ¿Se ha perdido la capacidad de análisis de la realidad y del momento histórico?

Podría resultar doloroso pensar en las respuestas a las preguntas anteriores. Parecería que el fracaso es total e irremediable si se cree que las tesis ideológicas y programáticas de la izquierda no calan en los pueblos, pero sí resultan atrayentes e importantes para los gobiernos populistas que se declararon de izquierda, cuando entusiastas, las viejas dirigencias se burocratizaron, se convirtieron en gobiernistas-oficialistas, en ocasiones alcanzaron altos cargos dentro de las estructuras del Estado burgués-capitalista en detrimento de sus antiguas consignas e ideales.

Recuperar el prestigio de la izquierda va a ser el gran reto de la tendencia. Por tanto, más allá de intereses personales y de grupos, es indispensable luchar por la unidad que hay que forjarla desde abajo, porque desunida la izquierda no va a ninguna parte. La desunión es una traición al pueblo. ¿Las dirigencias de los partidos no comprenden su crítica orfandad?

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