Hola, amigo inversionista. Bienvenido a Ecuador. Somos un país que ama la vida y tenemos en marcha proyectos mineros a gran escala. Queremos que venga a poner su billete en el país. Aquí tenemos tanta creatividad que nos inventamos impuestos cada dos por tres.
Le damos la bienvenida al sector privado y los tenemos tanto en mente, que nuestro líder cada sábado se encargará de decirles hasta de lo que se van a morir, pero es porque nos importa mucho su futuro. Hemos hecho una importantísima reforma al sistema judicial. Hemos hecho de los jueces agentes patrióticos que jamás fallarán en contra del Gobierno, gente con convicción.
Amiguito inversionista, venga, aquí se pasa bonito. Tenemos unas importantísimas imposiciones para que luego de que haga plata no la pueda sacar del país o si lo hace, pague su peaje. Creemos que los acuerdos de libre comercio son turros, aunque recién estamos queriendo cambiar de opinión.
Venga tranquilo. Es verdad que durante años hemos creído que es el Estado el que debe controlar todo el sistema de producción, pero ya estamos reflexionando un poquito, ya sabe, cosa de andar chiro. Venga caserito, venga no más, invierta sin compromiso.
Este país es una belleza. Traiga sus trapos a esta tierra en la que volamos alto, tque tenemos los precios en las nubes, acorde a nuestros sueños. Venga caserito, estamos enmendando nuestra Constitución para que nuestros líderes se perpetúen en el poder, así de estables somos.
Amigo del sector privado, no lea esos medios privados, ya sabe que porque son privados son malvados. Eso de tener gente que critique e investigue ya no se lleva en estos tiempos. Ahora lo que está de moda es tener una sola voz, así usted no se confunde y cuando con creatividad nos inventemos otro impuesto, nos encargaremos de convencerlo de que es una maravilla.
Venga caserito, no tenga miedo, firme un chequecito, aquí le daremos buen trámite. Por cierto, si nos peleamos, nosotros no creemos que los organismos internacionales sean foro para resolver nuestros problemas. Aquí mismito los arreglamos, con nuestros jueces que, como le dije, son chéveres.
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