Un café humeante de Intag

Edmundo Varela nació y trabaja en la parroquia de Cuellaje, en la zona de Intag, al occidente de la ciudad de Cotacachi. Cuenta la historia del proceso de la producción del café, desde la selección de las semillas hasta el servicio de una tasa de café destilado en la mesa de su cafetería, “La casa de Intag”. Tomamos un café en honor al primer año de la nominación de Cotacachi como Pueblo Mágico.

Existen por aquí siete variedades puras de café que se cruzan con otras. En la zona de Intag los agricultores seleccionaron variedades de Colombia, Perú y Brasil. Esperaron tres años para la primera cosecha. La Asociación de cafeteros contrató técnicos colombianos, pero no fue suficiente. Descubrieron que no habían observado los detalles del entorno natural que lo tenían frente a los ojos.

Hay plantas forestales que tienen bondades nitrificantes. El café convive con leguminosas como la guaba que no es más un fréjol gigante. Sus hojas capturan el nitrógeno, absorben a su sabia hasta las raíces. El nitrógeno se solidifica y alimenta a las raíces del café. De manera que este café no necesita fertilizantes. Protegen el suelo con las hojas y las ramas secas que se descomponen y se transforman en nutrientes.

Las plantas se adaptan al valle y la montaña. A medida que sube del valle a la montaña, el jarabe se concentra hasta cierta altura (1200-1600 msnm), café de altura, gourmet, selectivo.

La calidad los catadores lo califican de 1 a 100. Detectan cualidades y defectos. El café especial califica con 80 puntos y más. De 79 puntos abajo, el estándar (deshecho). Con este café fabrican los solubles.

¿De dónde llegó el café? La historia del consumo de café comienza en el Cuerno de África, en Etiopía, donde el cafeto tuvo su origen probablemente en la provincia de Kaffa.

Sin embargo, fueron los holandeses, quienes propagaron en América Central y del Sur. Llegó primero a la colonia holandesa de Surinam en 1718, y después a la Guyana francesa y el Brasil. En 1730 los británicos lo llevaron a Jamaica, donde hoy se cultiva el café más famoso y caro del mundo, en las Blue Mountains. Llegó en 1825 a América Central y del Sur y plantaron por primera vez en Hawai.

Los estadounidenses, los mayores consumidores del mundo. La “cultura cafetera” se ha extendido en el mundo, desde Londres hasta Sydney y Tokio.

La magia y las bondades del café se concentran en una taza. Con el sabor de esta bebida conversa la familia y los amigos. Un café resuelve problemas, acompaña a la lectura de un libro, y por supuesto, a la escritura de este artículo. Músicos, escritores, artistas consumen café. Está en los restaurantes, en los hogares, las películas, en conciertos y convenciones mundiales sobre economía, salud o fútbol. Tomamos café en las bodas y los velorios. El café caliente o frío, mata las penas y alegra el espíritu.

Cotacachi, acogió a norteamericanos y europeos desde hace algunos años. Llegaron en busca del aire puro, tranquilidad, clima perfecto, comida limpia y amabilidad de los habitantes. No puede faltar una taza de café. Su fragancia es contagiosa, así que, a pesar de la pandemia, se reabrieron las cafeterías. Cada una con un ambiente encantador. Las cafeterías Gelato Artesanal, Café Lafayette, Taita Wasi, Rio de Intag, La Casa de Intag, Cati Amor y veinte caferías más. Café para recordar, reír, pensar, crear, amar. En una ciudad de magia, se aprecia tomar una taza de café humeante de Intag acompañado de música compuesta y escrita por artistas de Cotacachi.