Un alto para Trump

Roque Rivas Zambrano

Donald Trump pensó que tenía licencia para insultar. Desde que asumió su candidatura para presidente, este hombre ha arremetido -a través de su cuenta de Twitter’- contra 487 personas, lugares o cosas. Uno de los focos favoritos de sus agravios es la prensa: ha declarado que los medios de comunicación son los “enemigos del pueblo” y, en sus últimas actualizaciones, reforzó esta idea, afirmando que “son el partido de la oposición”.

Las palabras lascivas no son el único recurso de amedrentamiento que emplea el mandatario. Su campaña de desprestigio es constante e incluye ataques verbales a periodistas y el veto a reporteros en actos en la Casa Blanca. Trump, quien acusa a los medios de comunicación de minimizar sus logros y de ser deshonestos, ha tergiversado el concepto de ‘fake news’ (falsas noticias) para tildar así cualquier información que resulta desfavorable para él. Quienes quedan fuera de estos señalamientos son los medios afines al régimen.

Los editores de ‘The Boston Globe’ lanzaron un llamado a todos los diarios estadounidenses que quisieran sumarse a publicar editoriales para defender la libertad de expresión. La respuesta, que se materializó el jueves pasado, constituyó un acto sin precedentes: más de 300 periódicos se unieron para decirle al presidente y a la sociedad que no son enemigos de nadie.

El hecho de que destapen actos de corrupción, hagan públicas las irregularidades en la Fundación Trump, entre otras investigaciones, no los convierte en contrincantes. ‘The New York Times’ en su editorial ‘La prensa libre te necesita’, recuerda que los “reporteros y editores son humanos y cometen errores” pero “insistir en que las verdades que no te gustan son ‘noticias falsas’ es peligroso para la vitalidad de la democracia”.

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