Trescientos

Jaime Vintimilla

No se trata de la película que narra la historia del rey Leónidas y sus 300 guerreros espartanos que desafiaron el poder del rey persa Jerjes. No, se trata del número de barcos que conforman la flota pesquera china que bien podría destruir la vida marina de Galápagos, de no existir, ante semejante atropello depredador, una reacción inmediata tanto del Ecuador como de la comunidad internacional.

Lo que preocupa además es la existencia de normas penales que consideran a estas actividades de pesca como un delito contra la flora y fauna silvestres que será sancionado con pena privativa de libertad de uno a tres años, dejando de lado las recomendaciones formuladas por las Naciones Unidas mediante la resolución 69/314 aprobada por la Asamblea General el 30 de julio de 2015, que versa sobre la lucha contra el tráfico ilícito de fauna y flora silvestres.

Conforme la resolución 2013/40 del Consejo Económico y Social, de 25 de julio de 2013, relativa a las respuestas en materia de prevención del delito y justicia penal al tráfico ilícito de especies protegidas de fauna y flora silvestres, el Consejo alentó a los Estados Miembros, entre ellos Ecuador, a que tipificaran como delito grave el tráfico ilícito de especies protegidas de fauna y flora silvestres cuando estuvieran involucrados grupos delictivos organizados. Infortunadamente, este delito, conforme el artículo 247 del COIP no reúne estas condiciones y más bien constituye una suerte de incentivo para fomentar esta pesca masiva, descontrolada e ilícita, convirtiéndose además en una cortapisa para la protección de las especies marinas.

El país es signatario de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, “acuerdo internacional situado en la intersección entre el comercio, el medio ambiente y el desarrollo que promueve la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica, que debe contribuir a obtener beneficios tangibles para los habitantes locales y que asegura que ninguna especie que vaya a ser comercializada a nivel internacional esté amenazada de extinción”.

¡Hay que salvar a las islas Galápagos!
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