Solidaridad…

Roque Rivas Zambrano

El miércoles pasado las imágenes del terror volvieron a infestar las redes sociales. Un nuevo sismo sacudió a Ciudad México. Esta vez su magnitud fue de 7.1 grados en la escala Richter. El resultado: edificios desplomándose, mientras quienes estaban dentro intentaban escapar; autos aplastados, gente con profunda tristeza ante la destrucción y la muerte de más de 200 de personas.

Estas escenas produjeron mucho pánico, aún más al cumplirse 32 años del terremoto que dejó miles de muertes en la capital mexicana en 1985.

Cuando la naturaleza muestra su fuerza no hay poder humano que pueda pararla o predecir sus movimientos. Sin embargo, en medio del caos y el miedo, se filtraron acciones esperanzadoras.

Los afectados por el terremoto no se paralizaron. Se volcaron a las calles para buscar sobrevivientes en medio de los restos de edificaciones. Los restaurantes ofrecieron comida y los hoteles habitaciones para los damnificados.

Un escuadrón de motocicletas recorrió las zonas afectadas y repartió víveres a quienes lo necesitaban, los ciclistas se unieron para transportar a los heridos, y otros profesionales -como arquitectos y veterinarios- ofertaron sus servicios gratuitos para ayudar a quienes más lo necesitaban.

Estas imágenes reflejan solidaridad, un valor que se traduce en el apoyo o la adhesión circunstancial a una causa o al interés de otros. En el desastre, los mexicanos se levantaron entre ellos.

Unirse para lograr este fin común es una de las estrategias que podría volvernos invencibles en una época caracterizada por el individualismo y el egoísmo.

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Unirnos para lograr un fin común podría volvernos invencibles