Prohibido equivocarse

En el sistema estatal interactúan los seres humanos con su ambiente natural, social y político. En este complejo entramado participan elementos de la más variada naturaleza, en asuntos inherentes al desenvolvimiento nacional; además, es un campo donde se juegan intereses diversos y capacidades de poder distintas de actores que compiten desde posiciones históricamente consolidadas, regulados por normas legales y morales.

Ese sistema es parte de uno mayor, el internacional, que adoptó una forma distinta de globalización gracias a los cambios espectaculares provocados por la ciencia y la tecnología, que incide en casi la totalidad de la vida de los seres humanos y sus organizaciones. En este ámbito que tradicionalmente estuvo copado por los Estados nacionales, participan un sinnúmero de actores con intereses particulares y cosmovisiones a veces contradictorias: organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales, grupos ambientalistas, feministas, religiosos y una panoplia de titulares de parcelas de poder con voluntad de jugar un rol estratégico en el contexto global.

A los protagonistas legales y legítimos, se suman otros de proyección impredecible: organizaciones criminales que trafican con drogas, órganos, armas, personas, tecnologías; contrabandistas, terroristas, grupos extremistas, etc., que configuran, junto a los riesgos del cambio climático, un cuadro aciago de amenazas a la paz de la humanidad.

El escenario se agudiza por las secuelas de la pandemia; el nuevo contexto genera retos y demandas extremadamente exigentes a los sistemas políticos y al liderazgo nacional, regional y global. Estadistas ilustrados y honestos, acompañados de equipos de trabajo técnicos y eficientes, y una sociedad proactiva y positiva, son indispensables para navegar en este mar de dificultades.

El Ecuador se prepara para un nuevo proceso electoral y los dirigentes de partidos y movimientos políticos deberán actuar de forma patriótica y responsable, proponiendo candidaturas que cumplan con los requisitos del crucial momento. Los electores deberán participar conscientemente e informarse bien, para no caer en los engaños de propuestas demagógicas y, por lo mismo, irrealizables. En esta ocasión no existe espacio para reincidir en equivocaciones.