Profesión: comunicador político

Pablo Escandón Montenegro

¿Qué hacemos con el marketing que está en todo y termina haciendo del candidato un producto? Fue una de las preguntas que hicieron a Gloria Isabel Ramírez, consultora política colombiana, en un seminario organizado por Proyelítica y la George Washington University. Contestó que el marketing es necesario, pero un candidato sin estrategia ni identidad no es mercadeable. La mayoría de los asistentes querían que los expositores les dijeran qué hacer, o cómo aplicar el mismo ejemplo de otro país en su comarca.

“No es una receta”; “no vendemos humo”; “lo que funciona para uno no funciona para todos”; “la investigación constante y permanente es lo que marca el rumbo”, dijeron los expositores.

Un consultor político no es un gurú, es un asesor, alguien que sabe leer el mapa y sabe interpretar la foto del momento. No es el estudioso que con los datos explica la evolución de la sociedad y da su punto de vista de cómo debería ser la ideal, de acuerdo con sus lecturas y postura ideológica.

“El mundo no es justo”, dijo un expositor, pero en ese mundo injusto debemos competir para ganar. Los consultores y asesores políticos ven en la comunicación la herramienta para que esa competencia injusta y desigual sea más emocionante y el competidor muestre lo que sabe. Si no conecta con la gente, la carrera no es para él o ella. El consultor o asesor en comunicación política es quien sabe interpretar de manera profesional la sociedad. No dice cómo debería ser el mundo, sino que se adapta a él para comunicar sin que el mensaje del político se pierda y ganar una elección. Están junto al candidato, procesando la información que le da la gente para sintonizar las emociones y canalizarlas en un mensaje estratégico. En una palabra, hay que profesionalizar la comunicación política.

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