Con pecho inflado anunciamos que Ecuador es “líder regional en emprendimiento” sin tomar en cuenta que esto es un reflejo de las estadísticas de desempleo, subempleo y pobreza.
Hemos pasado de frases como “monito emprendedor” hasta a asumir que esto es la esencia misma del ecuatoriano, incluso llegando a normalizar el trabajo infantil.
Luego tenemos a una gran masa de jóvenes con título de tercer y cuarto nivel que no pueden conseguir empleo como el caso de un joven ecuatoriano que estudió en Rusia pero hoy trabaja en albañilería para poder sobrevivir y asumir el pago de sus estudios.
Definitivamente, el emprendedurismo le intenta dar glamour a la precariedad. Esta última como una de las mayores problemáticas para los jóvenes en estos últimos años con consecuencias desastrosas en todas las esferas que nos rodean como humanos. En pocas palabras, “el futuro de la patria” en el presente somos ausentes útiles para unos, e inútiles presentes para otros.
La constitución nos reconoce como actores estratégicos para el desarrollo del país, pero fungimos más como grupo de atención prioritaria con problemáticas de entre las cuales la Agenda Nacional para la Igualdad Intergeneracional destaca: el suicidio, la salud sexual y reproductiva, la educación, la violencia de género, pero a todo esto como un eje transversal a la problemática de carga familiar destaco la PRECARIEDAD en la juventud. Mientras tanto, seguiremos viendo ofrecimientos de empleo y emprendimiento en los políticos de turno, que poco o nada de esfuerzo hacen para palpar realidades que tienen en frente o para escuchar a los titulares de estos derechos faltantes. Y si alguno de ustedes, lectores, se pregunta sobre el trabajo de la Secretaría de Juventudes, se los dejo a su propia reflexión.
Rogelio Durán 1805060454