Por todos esos niños

Todos los días, a eso de las dos de la tarde, decenas de niños suben como apuradas hormigas por las montañas empinadas de Zumbahua. Las mochilas a la espalda, el sol, los campos coloridos, el olor a hierba mojada y el silencio quebrado solo de vez en cuando por algún ave que ronda por ahí.

La imagen es poética al principio, pero para llegar, esos niños habrán tenido que caminar desde su escuela del milenio expuestos al sol (o al frío feroz de las alturas), andar por un precipicio al filo de la remozada carretera regresando a ver, de vez en cuando, que no venga ningún carro. Habrán cruzado la vía y escalado la montaña, a sus 7, 8 o 9 años, con la prolijidad que ya quisieran muchos andinistas y aficionados.

Hace unos pocos días el presidente, Lenín Moreno, se disculpó por la forma en la que el anterior Gobierno ideó el sistema de educación en las zonas rurales: pensando mucho en los edificios, en las inauguraciones, tal vez en los réditos políticos, pero muy poco en esos niños.

Las clases se inician hoy en el régimen Sierra y apenas la semana pasada las autoridades de educación reconocieron que todavía no han podido solucionar el problema. La escena se repetirá una vez más. Han dicho que son pocos, que sus casos se ‘focalizan’ –esa palabra tan burócrata- en Chimborazo y Cotopaxi (donde está Zumbahua).

Pues, aunque fueran pocos, hoy hacemos votos por esos niños. Para que las autoridades les den una verdadera solución, para que sus trayectos hacia sus casas sean menos inhumanos y que llegar a aprender deje de ser un camino tan tortuoso.

«Es difícil crear ideas y fácil crear palabras; de ahí el éxito de los filósofos”.

André Maurois
Novelista y ensayista francés (1885-1967)

«No es filósofo quien teniendo una filosofía en la cabeza no la tiene además en el corazón”.

Arturo Graf
Escritor y poeta italiano (1848-1913)