Patrimonio y cultura

Eduardo Naranjo Cruz

Las expresiones de las vivencias humanas en el tiempo se van plasmando en obras físicas de diversa naturaleza y son testimonio de la historia; representan modos de pensar y vivir en cada tiempo, considerándose parte de la cultura universal. La Unesco a través de su directora general Irina Bekova, en su reciente visita a la capital ecuatoriana dejó su testimonio de admiración por la conservación del centenario Centro Histórico de la ciudad, reconociendo así un trabajo continuo y eficiente llevado a cabo por varias instituciones, entre la que destaca la gestión del Instituto Metropolitano de Patrimonio que con el auspicio de fondos extranjeros da pasos adecuados, para la consolidación de esta joya ecuatoriana, silente testigo del acontecer ciudadano.

En todas las ciudades del mundo, especialmente europeas, la conservación de sitios fundacionales de sus ciudades es rutinario, porque constituyen el libro físico de la historia y la cultura, son testimonios de epopeyas, luchas y gentes de todo calibre que participaron en la creación de esos monumentos arquitectónicos y artísticos donde se refleja el espíritu de los pueblos, con sus creencias, dolores y magnificencias.

Quito antiguo, es patrimonio digno de mantenerse, sin embargo, queda mucho por realizar y quizá en eso ayude la operación del metro, pues ese lugar debe ser definitivamente declarado peatonal, sin vehículos de ninguna especie que crucen y estropeen sus callejuelas llenas de nostalgia y recuerdos, donde los habitantes de la gran urbe tengan el placer de ir a disfrutar de la cultura y diversión y no solo sean los extranjeros quienes disfruten de ese bello lugar. Debe ser centro de culto a la historia, donde los niños aprendan y se identifiquen con su pasado y les crezcan raíces.

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