Otra vez, las lluvias

Como todos los años, llega el invierno, y con este las desastrosas inundaciones en las provincias de la Costa. Desde hace varias semanas, La Hora publica reportes de escuelas bajo el agua, quebradas y ríos desbordados y moradores preocupados.

La destrucción de la infraestructura básica, como vías, escuelas y sistemas de distribución eléctrica, año tras año, imposibilitan el desarrollo de las poblaciones más vulnerables de provincias como Esmeraldas, Los Ríos, Santo Domingo, Guayas y Manabí. Casi la mitad de la población nacional habita en esta región y una gran proporción de ella en zonas que, anualmente, llegan al verano en absoluta devastación.

Es cierto que Ecuador tiene necesidades urgentes, y muchas; este año, incluso, exacerbadas por la pandemia mundial del coronavirus Covid-19. Ante estos panoramas impredecibles, se hace más urgente la necesidad de planificación y prevención, especialmente ante fenómenos naturales que, lejos de ser una sorpresa, ocurren todos los años.

La asistencia estatal llega a cuenta gotas, a veces en forma de créditos de instituciones financieras públicas o entidades adscritas al Ejecutivo. Los fondos van a manos provinciales y municipales, con objetivos amplios pero escasa coordinación y fiscalización.

¿Qué respuesta se da ante cientos de familias que anualmente terminan el invierno habitando en albergues luego de perder su casa y escasas pertenencias? La mirada del país y el mundo hoy se centra en la economía y la salud; pero pronto las lluvias crearán otra emergencia tan previsible como altamente prevenible.


Olvidamos que la felicidad es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”. John Locke. Filósofo inglés (1622-1704)
Existe en todos nosotros un fondo de humanidad mucho menos variable de lo que se cree”. Anatole France. Escritor francés (1844-1924)