No seremos los mismos

Hace pocas semanas escribí sobre los falsos profetas de la cultura digital, aquellos que son la expresión del Silicon Valley en nuestras latitudes. Aquellos que en momentos de crisis nos enseñan cómo debe ser el presente desde el futuro, pero que no nos muestran con un objeto digital ni con una aplicación efectiva cómo cambiar este presente tan incierto y de temor.

Ahora resulta que todo el trabajo de cultura digital, cibercultura, transformación digital y contenidos se soluciona con una aplicación para vender. Después de tantos años de investigación, de acompañar a emprendedores, de ser semilleros de proyectos innovadores, desde la casa madre de la transformación digital se promueve un aplicativo para vender productos.

Gracias a estos falsos emprendedores que son solo cibermercachifles, la actividad de la cultura digital es sinónimo de venta por plataforma, cuando esa es una actividad ligada a la transformación estructural del sector, de la forma de producción, de la comprensión del entorno digital y de la puesta en práctica de nuevos paradigmas que modifican los hábitos obsoletos.

La transformación digital en estos momentos nos hace ver más allá de la simple venta, es proceso de trabajo especialización de actividades pero en un entorno colaborativo. Los procesos son los que priman, no la actividad final de la venta.

En cultura digital lo que prima es el proceso que da un resultado diferente. Los cibermercachifles nos ofrecen solo resultados más rápidos, no distintos, es decir, para ellos el mundo no ha cambiado porque no les interesa que cambie, ya que perderían su “nicho” de innovadores.

Cambiamos de manera forzosa, pero quien tiene criterio evalúa el viaje y el resultado. Revisa el proceso y observa los cambios generados. Eso se llama aprendizaje.

Cuando nos dicen que de esta saldremos diferentes, es muy cierto. Seremos más estúpidos y creeremos más en los cibermercachifles que nos acelerarán procesos, o los generaremos nosotros desde nuestras necesidades, tiempos y aptitudes. Pero, sí, no seremos los mismos.