NO HAY COMUNICACIÓN

Cada vez se conversa menos en la familia. Padres e hijos tienen otras prioridades, ya no hay un ambiente adecuado para una familia funcional en el que se brinden los suficientes elementos afectivos, comunicativos y estabilizadores de la personalidad que nos ayuden a enfrentar situaciones que van a presentarse a nuestros seres queridos a lo largo de su vida.


Qué palabras tan sabias las de nuestros mayores. Lo que no se aprende en casa no se aprende en ninguna parte. Nadie puede crecer en valores y principios sin una buena comunicación.

Hoy es una dura tarea alcanzar con tanta rebeldía los corazones de los jóvenes que creen saberlo todo. Se requiere de herramientas concretas para encauzar su vida agitada, saturada de tecnología, necesitan amor y oportunidades de crecimiento, así como de reencuentro en la familia para establecer bases sólidas de afecto y confianza.


Es urgente mantener un cierto equilibrio en las relaciones, muy difícil encontrarlo fuera de la familia, donde debe propiciarse un ambiente adecuado que les ayude a avanzar en todas las dimensiones.


Uno de los mayores problemas de las familias modernas es que no están definidos los roles internos. Es impresionante la cantidad de jóvenes huérfanos, impacientes, de escasa disciplina, que carecen de un temple firme, sólido, sin motivaciones para lograr sus sueños.


Ellos, los olvidados, no saben a qué atenerse según sus pautas de comportamiento, que no deben ser impuestas por los padres, pero sí acordadas con los hijos. Ser orientadas, según su grado de madurez. Por falta de comunicación, nadie puede saber con exactitud cuáles son sus áreas de competencia. La comunicación es la base.