Muros morales al estilo de Trump

En ciertas zonas de nuestra geografía la xenofobia cobra cuerpo. A las autoridades la oleada migratoria venezolana de los últimos tiempos les alarma, les lleva a “dar palos de ciego” en términos de política migratoria y manejo diplomático del asunto. Hay sectores de nuestra sociedad que dan señales de hostilidad, justificada o gratuita, hacia los migrantes. Tienen memoria corta y selectiva.

Xenofobia quiere decir “rechazo al extranjero u odio a lo extranjero”. Un sentimiento peligroso, porque induce a acciones violentas. ¿Realmente molestan los extranjeros, o lo que molestan son los pobres, sean extranjeros o de la propia casa? Son raros los casos de rechazo, en esas comunidades y por esos sectores sociales, a los turistas adinerados y los inversionistas.

Pareciera que, para algunos, ciertos extranjeros valen más que otros. A lo largo de la historia contemporánea ecuatoriana, más de una vez hemos sido un pueblo de migrantes. Cuando en Venezuela hubo gobiernos democráticos y una sociedad próspera, muchos compatriotas nuestros encontraron allí refugio, trabajo y vías de inserción social adecuadas.

La cuestión es que para esos “patriotas” xenófobos los indeseables son los extranjeros pobres. El consuelo para muchos es que se trata de un fenómeno universal del que no nos damos cuenta que nos atañe. Son muros morales al estilo de Trump con las vallas fronterizas. Miramos la paja que hay en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro. Basta con preguntar a las familias ecuatorianas que, ante el desastre chavista, regresan a Ecuador.


Los gobiernos nunca aprenden, sólo la gente aprende”. Milton Friedman Economista norteamericano (1912-2006)

Anarquista es, por definición, aquél que no quiere estar oprimido y no quiere ser opresor”. Errico Malatesta Filósofo italiano (1853-1932)