Más allá de la corrupción

Sara Serrano Albuja

El presidente Moreno exhortaba a los ecuatorianos a no pelearse por los políticos: “no valen la pena”, sostenía. A más de la corrupción heredada, esta patria tiene que curar eso que no se ve y es una lacra: tiene que curar su alma dividida por el fanatismo, el tono estridente, el deseo irrefrenable de poder, el irrespeto. Fueron 10 años de aciertos y de vergonzosas prácticas políticas.

La sabatina dejó una escuela de cómo despotricar, herir sin pudor y con aguijones bajos al pensamiento diferente. ¿Cuánto sufrimiento por el hostigamiento a ciudadanos que lucharon por la justicia y la verdad? ¿Cómo retomar la suave firmeza ética? Una democracia sana dialoga y trabaja propuestas plurales.

El debido proceso y la justicia harán su parte en la corrupción, pero a todos nos compete luchar por la conciencia y el equilibrio. Inti TV es un ejemplo: se centra en el poder de convivir respetando a los otros y a la naturaleza. Programas, como el de Bob Linde, quien estudia la sabiduría y medicina natural de las comunidades, recuerdan esa predicción de la unión del águila del norte y del sur para cambiar al mundo.

Saberes milenarios, cocina sustentable, cultura de paz, fuerza social o la campaña de quienes promueven la defensa del Ártico son mensajes positivos en ese canal. Es bueno que haya gente valiosa que analiza la política y denuncia la corrupción, y es bueno aprender de aquellos que actúan paso a paso para mejorar el mundo.

El ‘cordonazo’ de San Francisco me recordó la necesidad de limpiar el tejido social herido con esta franciscana petición. “¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz! / Que allí donde haya odio, ponga yo amor; /donde haya ofensa, ponga yo perdón; / donde haya discordia, ponga yo unión; /donde haya error, ponga yo verdad.”

[email protected]