Lenín Moreno acaba de anunciar su decálogo para sacar al país adelante. No es como el del bíblico Moisés, pues trata de poner en la balanza “una de cal y otra de arena”. Quiere ser drástico en el achicamiento del Estado, pero con la reducción propuesta los liberales no quedan contentos. Quiere apaciguar a las organizaciones populares pero, ¿cómo sostener y ampliar los programas sociales con una economía renqueante?
Los subsidios de una u otra forma siguen en pie. El incremento del precio de la gasolina súper es una gota de agua en el desierto. Al decir popular, “un saludo a la bandera”. ¿Qué peso tienen los autos de alta gama en el parque automotor del país? La supresión de celulares, viáticos y guardaespaldas viene a corregir un estilo abusivo in staurado por el correísmo en su década perdida.
Los resultados positivos de la exoneración del Impuesto a la Renta para nuevas inversiones y la eliminación del anticipo del IR, así como la remisión tributaria dan un poco de aire a algunos, pero desalientan a quienes, a veces con gran sacrificio, cumplieron con sus deberes y obligaciones para con la sociedad y el Estado. Tienen como reto la disminución del desempleo y el empleo no satisfactorio en un corto plazo.
Al Presidente y sus colaboradores se les ha pedido (y casi siempre exigido) que gobiernen con brío y pongan orden en la economía. Acaban de dar un primer paso, no con matriz marxista y tampoco liberal. Suelta la mano al sector privado, pero mantiene al Estado al frente. Es una vieja receta que a algunos les ha dado resultado y a otros no. En este último grupo está Latinoamérica.
Se aprende a hablar, hablando. A estudiar, estudiando. A trabajar, trabajando. Y a amar, amando”. Francisco De Sales Religioso francés (1567-1622)
La apariencia no es la verdad. Aristóteles, Filósofo griego (384-322)