EDUARDO CHIRIBOGA APONTE
Con pena y sorpresa escucho al Sr. Michelena, secretario del presidente de la República, Lenín Moreno, confirmar la creación de seis mesas de diálogo para resolver la crisis que agobia a nuestra patria. Aún está fresco en mi memoria, las 26 mesas que fueron creadas en tiempos de Eva García, de Iván Carvallo y que recogían el aporte de los involucrados en los diferentes sectores y cadenas productivas, que conformamos nuestro diverso país. Sobre todo, en lo que entorpecía a lo productivo y competitivo.
Fue una iniciativa que abrió esperanzas en una enmienda a todo lo que nos ha llevado a ser un país atado a sistemas obtusos creados por los que nos desgobiernan y que solo benefician a los de siempre. Y yo participé en una de ellas. Los resultados demoraron. Los máximos dirigentes del Comité creado, fueron renunciando o cambiados a otras funciones. Y todo fue quedando ahí, tal y como estaba.
El repetido llamado al diálogo de Moreno, se chocaba contra algo inconfesable. Las mafias criollas, los intereses creados y los repartos tras bastidores de los ‘duros’ en lo político, manejados por los 14 grupos económicos que ‘conducen’ al Ecuador, quieren que aquí no pase nada.
Me pregunto, ¿para qué van a crear las nuevas mesas? Ni siquiera el tema agrario se menciona en ellas… Se preguntan ¿por qué las leyes para apoyar disque al empresariado no han traído desarrollo económico? Observen que planes de reactivación económica ya ha habido como tres… y no pasa nada. De seguro, las respuestas se encuentran en los resultados que fueron entregados en las 26 mesas de trabajo y que fueron remitidas al Mandatario muchos meses atrás. Nos siguen dorando la píldora.
En los Estados Unidos, todo funciona, no se miente ni se roba, pues, lo primero para ellos es cuidar a su sector agropecuario y ser eficientes. Financiarlo. Subsidiarlo. Apoyarlo. Y si la naturaleza se ensaña con su agro, el Gobierno Federal está siempre presto a reparar el daño. Acá, ráspense con sus uñas. ¿Creen que créditos al 11.5% sirven al agro? Aseguran que el dinero no alcanza. Se lo robaron y nos endeudaron. Y, lo más grave, la impunidad sigue tan campante.